La guerra legal que desafía el status quo de NASCAR: ¿David contra Goliat en las pistas?
23XI Racing y Front Row Motorsports enfrentan a NASCAR en una demanda antimonopolio que podría redefinir el deporte
La chispa que encendió el conflicto
La temporada actual de NASCAR está siendo eclipsada por una batalla legal que podría marcar un antes y un después en la estructura de este deporte de motor. Las escuderías 23XI Racing —copropiedad de la leyenda de la NBA Michael Jordan y el piloto Denny Hamlin— y Front Row Motorsports han demandado a NASCAR por presuntas prácticas anticompetitivas relacionadas con el sistema de charters, una herramienta clave que define quién puede competir regularmente en la serie y bajo qué condiciones económicas.
¿Qué son los "charters"?
Desde 2016, NASCAR implementó el sistema de charters para estabilizar el modelo económico de los equipos. Cada charter garantiza una posición en la parrilla de cada carrera de la Copa NASCAR y otorga una parte fija del dinero en premios, lo que permite a los equipos planear financieramente con mayor certidumbre. Actualmente hay 36 charters disponibles para un máximo de 40 autos por carrera.
Sin embargo, este sistema también ha sido criticado por favorecer a los equipos más grandes, que ya dominan gran parte de los ingresos, relegando a los independientes o nuevos equipos a negociaciones desiguales o a quedar fuera completamente del sistema.
El fondo del litigio: una renovación rechazada
En uno de los movimientos más audaces de los últimos años, 23XI y Front Row Motorsports fueron las únicas dos escuderías que rechazaron la oferta de renovación de NASCAR sobre la vigencia de sus charters. Su decisión fue seguida por una demanda federal en la que acusan a la organización de prácticas monopólicas.
Esta disputa habría permanecido en el ámbito judicial a puertas cerradas, si no fuera porque un juez federal revocó una medida cautelar que les permitía competir con estatus de charter mientras avanzaba el proceso judicial. El juez Kenneth Bell dictaminó que los equipos pueden continuar compitiendo como vigilantes —equipos sin charter—, al menos hasta que se decida una petición de medida preliminar más contundente. El juicio está fechado para el 1 de diciembre de 2024.
¿Qué implica correr sin "charter"?
Competir sin un charter pone en riesgo los ingresos, la visibilidad mediática y la permanencia a largo plazo del equipo. También significa que, si hay más de 40 autos inscritos para una carrera, los equipos sin charter deberán clasificar por tiempo para asegurar su lugar, lo que añade un nivel adicional de incertidumbre.
Además, los charters no son solo licencias temporales: son activos comprados, vendidos y revendidos, lo cual hace que la exclusión de este sistema también vulnere el valor económico del equipo como entidad.
Hamlin: "Todo se revelará el 1 de diciembre"
Denny Hamlin, tres veces ganador de la Daytona 500 y figura clave en esta disputa, se ha mostrado resiliente ante los contratiempos judiciales. Después de que el juez les negó la orden de restricción temporal, no dudó en afirmar:
“Si quieren respuestas, si quieren saber por qué todo esto está pasando, el 1 de diciembre lo sabrán. Todo se revelará.” — Denny Hamlin
Su compañero de equipo, Tyler Reddick, quien podría quedar libre si el equipo pierde definitivamente su charter, ha optado por el silencio. Por su parte, el piloto de Front Row, Zane Smith, sostuvo que el equipo sigue firme en su apoyo a Bob Jenkins (propietario de FRM):
“Mi trabajo es darle al #38 el mejor resultado posible. Lo demás está en manos de la directiva.” — Zane Smith
Desde el tablero de NASCAR: ¿protección o monopolio?
NASCAR, por su parte, ha defendido su sistema de charters como una medida para estabilizar el negocio. Dicen que buscan proteger a los equipos que han invertido significativamente en el deporte, aunque críticos afirman que esta estructura limita la entrada y la competencia real.
Desde su implementación, los equipos con charter han sido predeciblemente los mismos: desde Joe Gibbs Racing hasta Hendrick Motorsports, pasando por Team Penske. Nuevos jugadores, como 23XI, necesitan adquirir charters a precios millonarios, lo cual crea una barrera de entrada.
Un informe de Sports Business Journal en 2022 reveló que el valor de un charter podía superar los $20 millones, fluctuando según el éxito del equipo y sus patrocinadores.
23XI: un nuevo modelo con una visión distinta
Desde su debut en 2020, 23XI ha sido uno de los proyectos más innovadores en la historia reciente de NASCAR. Más allá de contar con el respaldo de Michael Jordan, el equipo ha intentado diversificar la imagen del deporte, apoyando a pilotos afroamericanos como Bubba Wallace y aportando un aire de frescura y cambio en un entorno tradicionalista.
En ese sentido, su conflicto con NASCAR no es sólo legal, sino también cultural. Representa el choque de una nueva visión del automovilismo con una estructura consolidada desde hace décadas. La pregunta ahora es, ¿será la valentía de 23XI recompensada por los tribunales o castigada por alejarse del sistema establecido?
Una industria al borde de un cambio sistémico
Este caso podría marcar una pauta en cómo se gestionan las competencias deportivas en el automovilismo. Al igual que otras organizaciones como la FIA en Fórmula 1 o la IndyCar en EE.UU., NASCAR enfrenta presiones para democratizar sus procesos y admitir más pluralidad en su gobernanza.
La decisión judicial que se tomaría en diciembre no determinará solo el futuro de 23XI y FRM, sino también, posiblemente, el de cómo funcionan los deportes motorizados en una era donde la equidad, el acceso y la transparencia son cada vez más exigidas por los fanáticos y patrocinadores.
Hamlin sigue firme al volante
Pese a las tensiones legales, Hamlin insiste en concentrarse al máximo en la pista. Actualmente compite con Joe Gibbs Racing, y subraya que continuará dándole el 100% a su escudería y a su equipo cofundado.
“Cuando me subo al auto, nada más importa. Eso no va a cambiar”, sentenció el experimentado piloto.
Mientras tanto, cada carrera sin charter es una oportunidad y un riesgo. Así como David venció a Goliat, quizá, en una pista ovalada, la justicia y la unidad puedan también vencer al poder de una institución como NASCAR.