Corrupción urbana en Milán: ¿la reinvención de una ciudad o el precio de una transformación dudosa?

La investigación judicial que sacude a más de 70 funcionarios pone en jaque la reputación de Giuseppe Sala y el auge inmobiliario de la capital de la moda

El auge de una ciudad moderna y las sombras que dejó atrás

Durante las últimas dos décadas, Milán, la capital financiera e indiscutible del diseño en Italia, ha experimentado una metamorfosis urbana sin precedentes. Rascacielos relucientes, zonas industriales convertidas en vecindarios modernos y una urbanización agresiva delinean el nuevo rostro de la ciudad. Esta evolución se intensificó tras la Expo 2015 y se proyecta hacia los Juegos Olímpicos de Invierno de Milán-Cortina 2026.

Sin embargo, todo este dinamismo fue puesto bajo la lupa cuando la fiscalía milanesa anunció una investigación a gran escala que involucra a más de 70 personas, entre ellas el alcalde Giuseppe Sala. El motivo: presunta corrupción en el proceso de aprobación de proyectos inmobiliarios, un escándalo que podría cambiar la narrativa de progreso por otra de oportunismo y presunto abuso de poder.

¿Un modelo urbano ejemplar o una mercantilización de la ciudad?

Según los fiscales, Milán fue vista como "una mercancía que se podía saquear", una acusación fuerte que resuena con los problemas globales que acompañan a los boom urbanos: especulación, gentrificación y desplazamiento social. Sala, por su parte, ha respondido con contundencia: “Mis manos están limpias” y “todo lo que he hecho es por el bien de la ciudad”.

El eje de la investigación gira en torno a supuestos sobornos a funcionarios para acelerar permisos de construcción y garantizar la aprobación de proyectos controversiales. Entre los personajes implicados está Giancarlo Tancredi, el máximo responsable del desarrollo urbano desde 2021, quien dimitió para preparar su defensa, aunque insiste en que su “conciencia está limpia”.

La transformación urbana: del Expo 2015 a la villa olímpica

Gran parte de esta modernización se cimentó a partir del Expo Milán 2015, un evento que reactivó la economía local y dio paso a planes ambiciosos como la conversión de Porta Nuova en un distrito empresarial cosmopolita. El siguiente hito son los Juegos Olímpicos de Invierno de 2026, cuyo impacto urbanístico ya se está sintiendo con la construcción de la villa olímpica en el barrio de Scalo Romana.

Pero hay más. El futuro del emblemático estadio de San Siro —compartido hasta ahora por el AC Milan e Inter— está en entredicho. Los clubes desean derribarlo y construir uno nuevo, un proyecto que Sala apoya, al mismo tiempo que enfrenta una gran presión política desde Roma para renunciar.

Reacción política y divisiones partidistas

La investigación ha tocado fibras sensibles. Mientras el gobierno de Roma, dominado por una mayoría de derecha, exige la dimisión de Sala, su aliado inesperado ha sido Attilio Fontana, gobernador de Lombardía y también miembro del binomio derecha-centro. Por su parte, la primera ministra Giorgia Meloni ha invitado a la prudencia subrayando que “una investigación no implica automáticamente una renuncia”.

Esto ha convertido el tema en un eje de tensión política. El propio Sala —miembro del Partito Democratico y en su segundo mandato como alcalde— ha defendido su continuidad declarando que ve su tarea “como un deber cívico”, en especial para dar continuidad a los proyectos de infraestructura que aún están en fase de planeación o ejecución.

¿Una ciudad solo para ricos?

El otro problema derivado del boom inmobiliario parece menos judicial pero igual de grave: la gentrificación. A medida que zonas enteras se han transformado —por ejemplo, la antigua zona industrial de Isola que hoy alberga los famosos rascacielos Bosco Verticale— los profesionales y trabajadores de clase media se ven cada vez más desplazados. El centro urbano es, en muchos aspectos, inasequible.

El euro por metro cuadrado en ciertas zonas de Milán se ha triplicado desde 2014. Según datos del Observatorio del Mercato Immobiliare de Italia (OMI), los precios en zonas como CityLife o Porta Garibaldi han superado los 9.000 euros/m². Ante estos números, Sala ha reconocido la necesidad de reflexionar: “¿Tenemos que hacer más por una Milán más justa, saludable y equilibrada? Por definición, siempre debemos hacer más”.

Corrupción inmobiliaria: una constante mundial

La realidad milanesa no es única. Las grandes transformaciones urbanas suelen traer aparejadas suspicacias, especialmente cuando convergen inversiones millonarias, intereses privados y procesos gubernamentales. Desde Brasilia en los años 60, cuando la construcción de la nueva capital brasileña benefició a empresas con vínculos políticos, hasta el más reciente caso de Doha y el Mundial 2022, los paralelismos son muchos.

Como cita famosa del urbanista estadounidense Lewis Mumford lo resume: “Una ciudad es más que un lugar en el mapa. Es un drama en movimiento que puede convertirse tanto en progreso como en traición”.

¿Qué sigue para Milán?

El futuro del gobierno municipal y de los grandes proyectos dependerá del peso judicial de las evidencias. Por ahora, ningún juez ha ordenado medidas cautelares contra Giuseppe Sala, aunque sí se solicitaron seis órdenes de arresto, además de la renuncia ya formalizada de Tancredi.

Este caso abre una herida significativa en el modelo de ciudad que era mostrado como ejemplar. A la vez, plantea un debate urgente sobre el papel del desarrollo urbano en relación con la calidad de vida y la participación ciudadana. ¿Puede una ciudad avanzar sin vender su alma? ¿Hasta qué punto deben coexistir la eficiencia administrativa y los controles éticos estrictos?

En palabras del propio Sala, pronunciadas recientemente en una sesión extraordinaria del consejo municipal: “Milán necesita seguir adelante. Pero no a cualquier precio”. Mientras tanto, la justicia italiana decidirá qué precio ya ha sido pagado y por quién.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press