Paul Skenes: La joven leyenda del montículo que desafía los límites en la MLB
Con solo 23 años, el lanzador de los Pirates domina como un veterano mientras gestiona talento, presión y proyecciones de récord
El fenómeno llamado Paul Skenes
A los 23 años, Paul Skenes no solo ha demostrado ser un brazo prodigioso en las Grandes Ligas, sino que se está consolidando como el rostro del futuro del pitcheo en la MLB. En su segunda temporada, el derecho de los Pittsburgh Pirates ya ha hecho historia: es el primer lanzador en comenzar el Juego de Estrellas en sus dos primeras temporadas como profesional. Ese dato, por sí solo, bastaría para llamar la atención de cualquier analista o fan del béisbol. Pero lo que lo hace aún más fascinante es la forma en que ha desafiado las expectativas desde su debut.
Una joya pulida con cuidado
Desde su ascenso al equipo grande en mayo del año pasado, los Pirates han manejado cuidadosamente el brazo de Skenes. En su año de novato, lo colocaron bajo una estricta 'restricción de entradas', protegiendo su desarrollo a largo plazo. Este enfoque se repite en 2025, aunque con cierta flexibilidad.
El lunes por la noche, Skenes salió del montículo tras seis entradas de alto nivel ante los Detroit Tigers: solo permitió tres hits, recetó seis ponches y dejó su efectividad en un asombroso 1.91, la mejor de todas las Grandes Ligas hasta el momento. A pesar de lanzar solo 86 pitcheos, no se opuso al plan del cuerpo técnico de dar paso a su relevo. “Creo que fue un buen punto de arranque”, afirmó después del juego. “No he lanzado realmente en 10 días”.
Disciplinado, ambicioso y centrado
Quienes lo conocen dentro del clubhouse destacan su madurez. “Es sabio más allá de sus años”, dijo su manager Don Kelly, quien asumió las riendas del equipo en mayo. “La madurez que muestra cuando está en la loma es algo que no recuerdo haber visto en otro jugador”.
Estos comentarios no son gratuitos. Skenes se ha convertido en el pilar más sólido de una franquicia que, por lo demás, atraviesa dificultades: los Pirates apenas han ganado 2 de sus últimos 13 partidos, y ocupan los últimos lugares de la tabla en la Liga Nacional Central.
El peso de cargar con un equipo en crisis
A pesar de tener una efectividad de 1.77 en sus últimas ocho aperturas antes de este lunes, Skenes no había logrado una victoria desde mayo. El motivo: su ofensiva lo ha respaldado con menos carreras que cualquier otro equipo de las Grandes Ligas.
En lugar de culpar o frustrarse, el joven as ha mantenido una actitud ejemplar. En muchas ocasiones, ha mencionado que su enfoque es seguir lanzando lo mejor posible hasta que le quiten la pelota. Su ética de trabajo, resiliencia y enfoque mental lo han convertido en un modelo para futuras generaciones de lanzadores.
Manejando expectativas y realidades
Skenes ha lanzado 127 entradas en 2025, casi igualando las 133 que acumuló el año pasado. La organización ha dejado claro que intentan encontrar la fórmula ideal para que su brazo esté saludable cuando llegue septiembre. “No creo que nadie tenga la respuesta perfecta”, reconoció Kelly. “Colaboramos con gente que sabe más que yo para encontrar el camino más seguro”.
Sin embargo, Skenes es parte activa del proceso. Aunque ha aceptado no lanzar más de 90 pitcheos por juego este mes, ha trazado una línea roja clara: “No voy a saltarme salidas”, afirmó en una entrevista. “Eso no es bueno. No es lo ideal”.
El reto de llegar a las 200 entradas
Uno de los objetivos que tanto Skenes como los Pirates se han planteado es superar la barrera de las 200 entradas lanzadas, algo excepcional para alguien en su segundo año y que, de lograrse, podría posicionarlo aún más como serie candidato al premio Cy Young.
Es decir, si mantiene el ritmo —y la salud— de sus primeras 21 aperturas y completa una docena más en la recta final, alcanzará ese hito, poco visto en pitchers jóvenes en la época moderna. Por contexto, solo cuatro lanzadores menores de 25 años han lanzado más de 200 entradas en una temporada en la última década: Gerrit Cole, José Fernández, Julio Urías y Sandy Alcántara.
Un as entre escombros
Skenes está logrando lo que hacen los grandes: mantenerse motivado y eficiente, aunque su entorno esté en crisis. Pittsburgh parece empeñado en una nueva reconstrucción: sus jugadores más recientes del draft ya están firmando contratos, mientras veteranos como Johan Oviedo siguen fuera por cirugía. Y con el mercado de cambios acercándose, no sería raro ver a los Pirates vender piezas clave y enfocarse en 2026.
Sin embargo, Skenes parece inmune a la narrativa del fracaso. Día a día, salida tras salida, sigue haciendo su parte. No solo lanza —domina— con autoridad, precisión y ética. Es, silenciosamente, el campeón sin corona dentro de un equipo sin rumbo.
El legado en construcción
Hay lanzadores que se hacen un nombre por su número de victorias, sus anillos o sus contratos millonarios. Paul Skenes está forjando un legado diferente: el de la constancia, la disciplina, la responsabilidad y el respeto por su oficio. Es una figura que, sin necesidad de títulos todavía, inspira.
Mientras la mayoría de los cañones mediáticos se enfocan en nombres como Shohei Ohtani, Spencer Strider o Gerrit Cole, lo de Skenes tiene un aire de grandeza silenciosa, como un huracán que se forma levemente en la distancia, pero que inevitablemente tocará tierra.
En el mundo del béisbol actual, donde los contratos y la fama parecen importar tanto como las estadísticas, Skenes emerge como un símbolo de lo esencial: jugar bien, prepararse mejor y competir con pasión. Quizás no gane muchos partidos este año. Quizás los Pirates no salgan del fondo de la tabla. Pero si sigue así, el futuro será suyo.
“Voy a seguir lanzando hasta que me quiten la pelota”, dijo. Y con cada entrada que lanza, parece que el futuro del montículo en la MLB tiene nombre, apellido... y un plan claro a seguir.