Amor, resiliencia y agua hasta las rodillas: la boda inolvidable en la iglesia inundada de Barasoain

Una pareja filipina convierte una ceremonia bajo el agua en un símbolo de compromiso frente a la adversidad

Una boda pasada por agua… literalmente

La mayoría de las personas planean su boda soñando con un día perfecto: cielo despejado, flores frescas, trajes elegantes y una ceremonia sin contratiempos. Pero el 22 de julio de 2025, Jade Rick Verdillo y Jamaica Aguilar demostraron que el amor verdadero está más allá de toda expectativa meteorológica cuando decidieron casarse en una iglesia completamente inundada.

La iglesia de Barasoain, ubicada en Malolos, en la provincia de Bulacan, al norte de Manila, Filipinas, fue víctima de las intensas lluvias provocadas por el tifón Whipa, que intensificó el monzón estacional. El resultado fue una iglesia con el pasillo cubierto de agua casi hasta las rodillas.

El coraje de decir "sí, acepto" bajo el agua

La boda tuvo lugar a pesar de las condiciones catastróficas del clima. Jamaica Aguilar, vestida con un elaborado vestido blanco, caminó hacia el altar con la cola de su vestido flotando detrás de ella, mientras invitados, padrinos y damas de honor, muchos descalzos, la acompañaban con una mezcla de asombro y admiración.

“Solo reunimos el coraje necesario”, compartió el novio con los medios. “Decidimos hacerlo hoy porque ya era un sacrificio en sí. Pero habría sido un sacrificio mayor si no continuábamos.”

Y así fue como Jade Rick la esperaba en el altar, él también con agua hasta los tobillos, vestido con un Barong Tagalog, prenda tradicional filipina que hoy lucía aún más emblemática por su resistencia al agua.

Una iglesia que desafía los elementos y la historia

La iglesia de Barasoain no es cualquier templo. Declarada Patrimonio Histórico Nacional, fue el sitio donde se fundó la Primera República Filipina en 1899. Que esta emblemática estructura, testigo de la historia democrática del país, también se convirtiera en el escenario de un acto de amor tan decidido y conmovedor, es casi poético.

Una ceremonia que capturó la imaginación colectiva

Las imágenes de la boda rápidamente se volvieron virales, no por estética, sino por la fuerza simbólica que transmitían. Invitados con los pantalones remangados, niños jugando con flores flotantes y una novia que, lejos de preocuparse por el estado de su vestido, sonreía frente a la adversidad.

“Verás que el amor prevaleció porque, incluso contra el clima, la tormenta, las lluvias y las inundaciones, la boda siguió adelante”, dijo Jiggo Santos, uno de los invitados. “Es una boda extraordinaria.”

El contexto climático: amores en tiempos de tifón

El tifón Whipa no ha sido suave con Filipinas. En las últimas semanas, numerosas provincias han reportado evacuaciones, cortes de energía y pérdida de cultivos. Según la Administración de Servicios Atmosféricos, Geofísicos y Astronómicos de Filipinas (PAGASA), las lluvias provocadas por Whipa alcanzaron volúmenes de hasta 200 mm en menos de 24 horas en áreas urbanas del norte del país.

Pero frente a este panorama sombrío, la boda de Jade y Jamaica sirvió como un rayo de esperanza. En sus propias palabras: “Los desafíos no se van a acabar. Esta es solo una prueba. Es solo una lucha más que hemos superado.”

El simbolismo del compromiso compartido

Celebrar un matrimonio es mucho más que intercambiar anillos. Es hacer una promesa de apoyo mutuo en medio de los problemas. ¿Y qué mejor manera de demostrarlo que dar ese primer paso juntos con el agua hasta las rodillas?

La boda se convirtió, sin quererlo, en un acto de resistencia emocional frente a la crisis climática. Como lo explicó el ambientalista local Janre Lozada: “En un tiempo donde muchos ven a la naturaleza con temor o frustración, que una pareja desafíe el clima con amor y compromiso es profundamente inspirador.”

¿Una anécdota romántica o un ejemplo de resiliencia colectiva?

Más allá de lo pintoresco de la historia, la boda también resalta los desafíos estructurales que enfrenta Filipinas en tiempos de crisis. Según datos del gobierno filipino, más del 60% de las iglesias patrimoniales del país se encuentran en zonas de alto riesgo de inundación. Esto, sumado a la vulnerabilidad climática del archipiélago, demanda una revisión tanto de políticas urbanas como de protección cultural.

Pero mientras las autoridades piensan en soluciones, ciudadanos como Jade y Jamaica nos regalan lecciones de vida. En sus redes sociales, la pareja compartió el mensaje: “Nuestro amor es como el agua, fluye incluso cuando todo parece hundirse.”

Descalzos, mojados y profundamente felices

Una de las imágenes más virales fue sin duda la de los invitados dejando sus zapatos sobre los bancos, descalzos, disfrutando de la ceremonia. Otro momento inolvidable: los recién casados dándose un beso mientras la multitud los ovacionaba… empapados pero sonrientes.

El fotógrafo Aaron Favila capturó la boda en una serie de imágenes que recuerdan más a una película dramática que a un álbum tradicional. Cada hebra de agua, cada risa nerviosa, cada abrazo mojado, cuenta no solo la historia de una boda, sino de dos almas decididas a empezar su vida juntas, llueva o truene.

¿Y si todas las bodas fueran así de valientes?

Lo ocurrido en Barasoain ha llevado a muchas parejas a reflexionar sobre el verdadero significado de una boda. ¿Es acaso más importante el vestido que la intención? ¿La recepción que el acto de amor? ¿El clima que la conexión emocional?

El amor de Jade y Jamaica ha resonado no sólo en Filipinas, sino en todo el mundo. Una historia que no solo derrite corazones, sino que nos recuerda que el amor bien plantado puede seguir floreciendo incluso bajo el agua.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press