El sistema de trasplantes en EE.UU. bajo la lupa: errores, reformas y una necesidad urgente

Ante un inquietante informe federal y casos recientes de mala praxis, el sistema de donación y trasplante de órganos en Estados Unidos se enfrenta a una profunda revisión institucional

Un caso que encendió las alarmas

En 2021, un incidente en Kentucky desató una investigación federal que sacó a relucir severas fallas en el sistema de trasplante de órganos en Estados Unidos. Un hombre, declarado casi como potencial donante de órganos tras una sobredosis de drogas, mostró signos de vida cuando era trasladado a la sala de operaciones. Afortunadamente, el procedimiento fue cancelado a tiempo y el paciente sobrevivió.

Este hecho fue uno de varios incluidos en un informe federal revelado en marzo de 2024, donde se denuncia un "patrón preocupante de riesgo" vinculado al organismo de obtención de órganos (OPO, por sus siglas en inglés) de Kentucky. Aunque no se realizaron trasplantes en condiciones inadecuadas, los preparativos apuntaban a una falta de verificación médica en escenas de alta complejidad y moral comprometida.

¿Cómo funciona el sistema de trasplantes en EE.UU.?

Más de 100,000 personas integran la lista nacional de espera para recibir un trasplante de órgano en EE.UU. Según datos de la Red de Procuración y Trasplante de Órganos (OPTN), alrededor de 13 mueren por día esperando un órgano que nunca llega.

  • Solo el 1% de las muertes permiten la donación.
  • Se necesita un fallo cerebral o circulatorio inmediato para considerar la extracción de órganos.

El sistema involucra múltiples actores:

  • Hospitales: determinan la muerte y notifican posibles donantes.
  • OPOs (55 a nivel nacional): coordinan la recuperación y distribución de órganos.
  • Centros de trasplantes: evalúan compatibilidad y realizan los procedimientos.

Donación en vida vs. donación tras la muerte

La mayoría de los órganos proviene de personas con muerte cerebral certificada. En estos casos, el cuerpo se mantiene artificialmente por un periodo mientras se coordina la extracción. Sin embargo, están aumentando los casos bajo la modalidad de donación tras muerte circulatoria (DCD), donde el fallecimiento se da por paro cardíaco tras retirar el soporte vital.

El proceso DCD es especialmente delicado porque:

  • Debe esperar cinco minutos después del paro cardíaco para certificar la muerte definitivamente.
  • Solo se puede extraer el órgano si el corazón no se reinicia.
  • Existe una ventana pequeña (menos de dos horas) para que el órgano siga siendo viable.

El problema: ¿existe una presión institucional?

La investigación descubrió que, en varios casos, el OPO presionó para continuar procedimientos en pacientes cuyo estado aún no estaba completamente definido. Esto ocurrió sobre todo en hospitales rurales o pequeños, donde la experiencia con la gestión de potenciales donantes es limitada.

“Tenemos que hacerlo bien”. — Rep. Brett Guthrie, presidente del Comité de Energía y Comercio.

Aunque la mayoría de los trasplantes siguen los procedimientos adecuados, la confianza pública se está viendo afectada. Algunos familiares han optado por salir de los registros de donantes tras conocer el informe. El equilibrio entre salvar vidas y no precipitar las decisiones sobre la muerte clínica de un paciente es frágil y éticamente complejo.

¿Quién regula el proceso?

La responsabilidad reguladora recae en:

  • HRSA (Administración de Recursos y Servicios de Salud): regula la eficiencia de los OPO.
  • CMS (Centros de Medicare y Medicaid): se enfoca en calidad y estándares en hospitales.

Además existe la OPTN, que coordina la asignación justa de órganos, y recibe nuevas instrucciones para mejorar protocolos tras los escándalos recientes.

Reformas en camino

Ante los hechos, el gobierno federal propuso reformas significativas. En mayo de 2024, HRSA ordenó a la red transplantadora nacional que diseñe políticas donde cualquier persona —incluidos familiares, médicos o personal del OPO— pueda pausar el proceso si surgen dudas sobre la elegibilidad del donante.

Este es un paso clave para mejorar la transparencia y evitar tragedias irreversibles. Algunas de las nuevas medidas incluyen:

  • Protocolo de alerta temprana: cualquier personal puede informar comportamientos irregulares.
  • Listas de chequeo clínicas: utilizadas para verificar cada paso antes de avanzar.
  • Capacitaciones obligatorias: para todos los hospitales con participación en trasplantes.

Datos que importan

Según la OPTN:

  • En 2023 se realizaron más de 46,000 trasplantes en EE.UU.
  • Pese a los avances, la lista de espera crece cada año debido al envejecimiento de la población y el aumento de enfermedades crónicas (como diabetes e insuficiencia renal).

El sistema salva vidas, pero aún requiere una reestructuración que garantice integridad, procedimientos bien definidos y una comunicación honesta con las familias.

Durante la audiencia, el Dr. Raymond Lynch de HRSA remarcó:

"Este tipo de atención es técnicamente exigente y requiere una colaboración de primer nivel entre hospitales y OPOs".

Una necesidad urgente: recuperar la confianza

La confianza pública está tambaleando, especialmente si la percepción general es que puede haber interés indebido por cumplir metas o cuotas de trasplantes. La prioridad debe mantenerse clara: la vida del paciente primero, incluso si ese paciente ya se encuentra en estado crítico.

El llamado de familiares y profesionales

El testimonio más emotivo en el Congreso vino de parte de Guthrie, cuya madre falleció esperando un trasplante de hígado. Su perspectiva combinó dolor personal y compromiso ético:

"Espero que todos salgan de aquí con la certeza de que necesitamos mejorar —pero también con la confianza de que donar puede salvar vidas".

El balance final

El sistema de trasplantes ofrece esperanza a decenas de miles de personas al año. Es una de las hazañas más complejas y humanas de la medicina moderna. Pero incluso el sistema más noble requiere vigilancia férrea cuando errores ponen en riesgo vidas y principios éticos fundamentales.

Los retos están en la verificación adecuada del estado del paciente, una separación clarísima de funciones entre donantes y médicos tratantes, y un compromiso institucional con la vida por encima de la eficiencia.

Para el pueblo estadounidense, saber que al morir pueden dar vida quizás sea la decisión más generosa que se pueda tomar. El sistema debe estar a la altura de esa generosidad.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press