Gaza bajo fuego: ¿Estamos viviendo una limpieza étnica a cámara lenta?
El avance militar israelí en zonas clave de Gaza despierta preocupación sobre el verdadero objetivo de la operación y las consecuencias humanitarias para los civiles atrapados
Una ofensiva que no se detiene
Desde finales del 2023, Gaza ha sido escenario de una intensificación del conflicto entre Israel y los grupos palestinos, con consecuencias desastrosas para la población civil. Sin embargo, los recientes movimientos militares israelíes hacia el centro de Gaza, incluyendo áreas donde se encuentran varias organizaciones de ayuda humanitaria, han reavivado preguntas fundamentales sobre los objetivos reales de Israel en el enclave costero. ¿Estamos presenciando tácticas de guerra convencionales o una limpieza étnica a cámara lenta?
Corrientes de desplazamiento y rutas de fragmentación
El 22 de julio de 2025, tropas israelíes penetraron más profundamente en zonas centrales de Gaza, marcando un cambio estratégico en la ofensiva. Según múltiples testigos y organismos de ayuda, esta invasión coincide con una aparente intención de dividir Gaza mediante corredores militares que dificulten la movilidad de población y recursos, fragmentando el territorio para volverlo aún menos gobernable por las autoridades palestinas.
La ciudad de Gaza y Deir al-Balah han sido blanco de incursiones sostenidas. Aviones israelíes han bombardeado objetivos civiles y militares sin distinción aparente, según reportes en terreno, dejando cientos de muertos y heridos, incluyendo numerosos niños, como Abdullah al-Rantisi, de apenas 11 años.
Una tragedia humanitaria sin precedentes
Las consecuencias para los civiles son catastróficas. En las últimas semanas, el hospital Shifa ha recibido decenas de cuerpos víctimas de bombardeos. Las imágenes son estremecedoras: familias llorando sobre los restos de sus seres queridos, hospitales colapsados, y camiones de ayuda rodeados de personas desesperadas sujetándose a ellos para conseguir agua y alimento.
Según OCHA, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, más del 70% de las estructuras residenciales en Gaza han sido afectadas desde octubre de 2023. La inseguridad alimentaria alcanza ya al 90% de los hogares en el norte de la Franja, y la escasez de combustible agrava cada actividad médica o de ayuda logística.
¿Dónde está la comunidad internacional?
Las reacciones internacionales, salvo algunas excepciones vocales, han sido tibias. Si bien países como Sudáfrica, Bolivia o Irlanda han condenado con firmeza los bombardeos, las potencias occidentales —con Estados Unidos a la cabeza— han mantenido su respaldo diplomático y militar a Israel. En muchos casos, sin pronunciarse sobre la evidente desproporción del uso de la fuerza o el bloqueo implacable que conduce a una crisis total en Gaza.
Organizaciones como Human Rights Watch o Amnistía Internacional han calificado algunas acciones como crímenes de guerra, y existen llamados para que la Corte Penal Internacional investigue el accionar de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), especialmente en lo relativo al uso de bombardeos en zonas densamente pobladas y el ataque a infraestructuras civiles como hospitales, escuelas y almacenes de alimentos.
El caso de las organizaciones humanitarias desplazadas
Un hecho particularmente preocupante de esta última ofensiva es que muchas ONG han tenido que suspender o reubicar su ayuda. Equipos de Médicos Sin Fronteras, la Media Luna Roja Palestina y la ONU se han visto forzados a evacuar empleados de zonas estratégicas en el centro de Gaza, como los alrededores del hospital Al-Aqsa.
La directora regional de MSF, Caroline Seguin, declaró recientemente: "Los ataques a nuestras instalaciones médicas ya no parecen accidentales. La zona central se ha vuelto inoperante y representa un riesgo permanente para nuestros voluntarios. Esto afecta directamente a miles de pacientes con heridas graves y enfermedades crónicas sin posibilidad de tratamiento".
Descontextualizar el conflicto: una táctica peligrosa
Uno de los argumentos más reiterados por Israel y sus aliados es que las operaciones buscan eliminar objetivos terroristas. Sin embargo, la forma en que se ha llevado a cabo la ofensiva —con escasas rutas de evacuación, ataques a convoyes humanitarios, y asedios a hospitales— pone en duda esa narrativa.
Históricamente, Israel ha buscado mantener un equilibrio de poder que impida a Hamas consolidarse, sin permitir tampoco el surgimiento de un estado palestino viable. El concepto del "mantenimiento del conflicto" como lógica estratégica, documentado en análisis del International Crisis Group, no es nuevo. Pero en esta fase del conflicto, los niveles de violencia y desintegración podrían configurar una realidad irreversible: un Gaza inhabitable y colapsado.
Los niños: las víctimas más evidentes del horror
En sólo una semana de julio de 2025, se ha reportado la muerte de más de 53 menores de edad por ataques directos, muchos de ellos registrados en Shifa y Deir al-Balah. La historia de Salem Hussein, de 12 años, ha impactado a medios globales. Su madre lo encontró tres horas después del bombardeo, envuelto en polvo y escombros. "Ni siquiera gritó; murió dormido del susto", relató entre lágrimas en una entrevista con Al Jazeera Arabic.
Según cifras de Save the Children, más de 13.000 menores han muerto desde octubre de 2023 sólo en Gaza. Muchos más han sido mutilados, traumatizados o huérfanos.
¿Limpieza étnica en curso?
Las acciones de Israel han comenzado a ser catalogadas por algunos expertos legales como consistentes con una limpieza étnica. Aunque un término legal complejo, su definición básica implica el intento sistemático de desplazar o eliminar un grupo étnico de un territorio, mediante violencia, deportación o intimidación. La combinación de bloqueo, bombardeos, fragmentación territorial, destrucción de vivienda y ataques a servicios esenciales podría encajar en esa descripción.
El historiador israelí Ilan Pappé ya se refirió al caso palestino como una limpieza étnica desde 1948 en su libro del mismo nombre. Lo que estamos viendo en Gaza parece una fase avanzada, más evidente y menos disimulada.
¿Qué queda por hacer?
Ante la pasividad de muchos gobiernos y la falta de una acción efectiva de Naciones Unidas, la presión ciudadana y de los movimientos civiles cobra una importancia vital. Cada vez más universidades, sindicatos, incluso trabajadores del sistema público en países como Estados Unidos y Canadá, exigen a sus gobiernos romper la complicidad.
Como dijo la activista Huda Barakat desde las ruinas de su casa en Jabaliya: "La ayuda llegará demasiado tarde para mis hijos, pero tal vez todavía puedan salvar a otros. Dejen de mirar hacia otro lado".
Lo que está ocurriendo en Gaza no puede considerarse simplemente un conflicto armado. Estamos presenciando una catástrofe humanitaria con características de limpieza étnica. Y el tiempo se agota.
Fuentes consultadas
- OCHA: www.unocha.org
- Save the Children: save the children reports
- Human Rights Watch: hrw israel/palestine