La batalla por las universidades públicas: ¿Política o reforma educativa?

Cómo los gobiernos conservadores están transformando la educación superior en EE.UU., y qué significa eso para la libertad académica

Una oleada conservadora sacude la educación superior

En la última década, las universidades públicas se han convertido en uno de los principales campos de batalla ideológica en Estados Unidos. Líderes conservadores en estados como Texas, Florida, Indiana e Iowa están impulsando una serie de reformas que, según sus defensores, buscan restablecer la neutralidad educativa. Pero detractores y expertos en derecho académico lo ven como un asalto directo a la autonomía universitaria, la libertad de cátedra y el pensamiento crítico.

Harvard como símbolo, pero el verdadero foco está en las universidades estatales

Mientras que la Universidad de Harvard ha acaparado titulares por su enfrentamiento con la administración de Donald Trump, las verdaderas transformaciones estructurales están ocurriendo lejos del Ivy League, en universidades estatales como Indiana University, University of Texas y New College of Florida. Estas instituciones han experimentado cambios radicales en sus gobernanzas, currículos y políticas de diversidad.

Una estrategia política nacional con efecto local

En Indiana, el gobernador republicano Mike Braun reemplazó unilateralmente a tres miembros electos del Consejo de Regentes de Indiana University. Uno de los sustitutos fue una abogada antiaborto, y otro, un exanfitrión de ESPN sancionado por oponerse al mandato de vacunación contra la COVID-19. Beckley, antiguo presidente de la asociación de exalumnos, lamentó la politización del consejo, indicando que era una ofensiva ideológica con claro sesgo conservador.

Texas y el avance legislativo para controlar ideas

Texas se ha convertido en un laboratorio legislativo para el dominio gubernamental sobre la educación superior. En junio, el gobernador Greg Abbott firmó leyes que otorgan a las juntas de regentes —designadas por el gobernador— poder para eliminar programas académicos, revisar currículos y limitar manifestaciones estudiantiles. Cameron Samuels, activista estudiantil, advierte:

“Cuando alguien controla la diseminación de las ideas, es una señal muy peligrosa para el futuro de la democracia”.

El caso emblemático de New College of Florida

Bajo el liderazgo de Ron DeSantis, Florida se ha convertido en otro epicentro de la intervención conservadora en la educación. En 2023, DeSantis nombró a un grupo de pensadores de derecha como directivos de New College of Florida. El resultado fue inmediato: salidas masivas del profesorado, disolución del departamento de estudios de género y la transformación de un campus progresista en un modelo de 'educación clásica cristiana'.

DEI en la mira: Diversidad, Equidad e Inclusión bajo fuego

Uno de los blancos recurrentes de las reformas conservadoras ha sido el conjunto de políticas conocidas como DEI (Diversity, Equity and Inclusion). Para legisladores como Todd Rokita, fiscal general de Indiana, estos programas representan adoctrinamiento político. Rokita ha enviado cartas a instituciones como Notre Dame y Butler University cuestionando su legalidad.

Estas políticas, diseñadas para crear ambientes más inclusivos y equitativos en los campus, han sido demonizadas como un medio de imposición ideológica. En Ohio, una nueva ley prohíbe estos programas, restringe la negociación colectiva de los profesores y elimina protecciones de tenencia académica.

Resistencia dispersa: estudiantes y facultades reorganizan la defensa

En general, la resistencia a estas transformaciones ha sido limitada, aunque existen focos organizados. Amy Reid, exdirectora del programa de estudios de género en New College y ahora parte de PEN America, alertó sobre la expansión de esta ofensiva:

“Cuando nuestros estudiantes comenzaron a organizarse en New College, su eslogan era: ‘Tu campus es el siguiente’”.

Pero a diferencia de Harvard, que cuenta con recursos jurídicos y visibilidad internacional, las universidades públicas en los estados conservadores enfrentan estas iniciativas con menos armas legales y mediáticas.

Los argumentos conservadores: una base ideológica legítima o manipulación política

Desde el punto de vista conservador, las reformas buscan contrarrestar lo que perciben como un sesgo sistemático hacia la izquierda liberal dentro de la academia. Preston Cooper, del American Enterprise Institute, defiende estas medidas:

“Los estados han entendido que pueden avanzar en sus prioridades políticas a través de los distintos resortes del sistema universitario público”.

Cooper cree que son necesarios contrapesos al poder que históricamente han tenido profesores y administradores universitarios.

La paradoja de la libertad académica y la intervención estatal

Sin embargo, defensores de la libertad académica, como Isaac Kamola, director del Centro de Defensa de la Libertad Académica en la American Association of University Professors, lo ven como un ataque coordinado:

“Los profesores ahora tienen que enfrentar no solo el ataque de las legislaturas estatales, sino también del gobierno federal”.

Kamola alerta sobre el riesgo de que las universidades públicas pierdan su esencia como espacios para la libre exploración de ideas si la política impone narrativas únicas.

La amenaza al pensamiento crítico

Uno de los resultados más inquietantes de esta oleada legislativa es su impacto en el pensamiento crítico. Al desaparecer líneas de estudio como teoría crítica de la raza, estudios de género y sociología crítica, se limita el espectro de conocimiento disponible para los estudiantes. Esto se traduce, a largo plazo, en generaciones menos preparadas para entender y debatir sobre desafíos sociales complejos.

¿Qué dice la historia?: El precedente de la politización educativa

Este no es el primer intento de controlar la academia desde el poder político. Durante la Guerra Fría, el 'macartismo' llevó a purgas ideológicas en universidades bajo acusaciones de simpatías comunistas. En aquel entonces también se prohibieron publicaciones, se investigaron a profesores y se vetaron programas curriculares.

El historiador Richard Hofstadter escribió en 1963:

“La universidad libre es el corazón de nuestra libertad intelectual. El ataque a su autonomía es un ataque a los valores fundacionales del país”.

Las similitudes con el contexto actual son alarmantes y exigen reflexión crítica.

El futuro del sistema de universidades públicas

Con la carrera presidencial de 2026 en camino, se espera que los espacios universitarios sigan siendo un eje estratégico del debate ideológico. Organizaciones como Students Engaged in Advancing Texas y PEN America alertan sobre una militarización política del conocimiento. Su temor es claro: la desaparición del debate puede convertirse en la desaparición de la democracia misma.

¿Será la educación superior un bastión de pensamiento libre o una extensión del aparato político estatal?

La respuesta, como casi todo en política estadounidense actual, dependerá no solo de quién tiene el poder, sino de si estudiantes, docentes y ciudadanía están dispuestos a organizarse para defender algo más que grados académicos: el derecho a pensar.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press