La nueva política del Pentágono que redefine quién puede servir en el ejército de EE. UU.
Desde trastornos médicos graves hasta implicaciones sociales, el Departamento de Defensa impone nuevas reglas sobre las condiciones médicas que excluyen a los potenciales soldados
Un cambio radical en los criterios de admisión militar
En un memorando recientemente firmado, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, anunció una actualización significativa en la política de admisión al ejército estadounidense. A partir de ahora, individuos con ciertas condiciones médicas ya no podrán obtener una exención para enlistarse. La medida apunta a fortalecer la capacidad física y mental de los militares, garantizando que todos los miembros estén en condiciones óptimas para enfrentarse al campo de batalla.
¿Qué condiciones médicas excluyen ahora del servicio militar?
Entre las enfermedades específicas que desde ahora descalifican automáticamente a los aspirantes al servicio militar se encuentran:
- Insuficiencia cardíaca congestiva
- Tratamiento actual por esquizofrenia
- Historial de trastornos parafílicos (intereses sexuales atípicos persistentes)
- Esclerosis múltiple
- Fibrosis quística
- Transplantes de órganos en el pasado
- Intento de suicidio en los últimos 12 meses
Estas condiciones eran anteriormente revisadas caso por caso, en muchos casos aceptadas mediante waivers (exenciones médicas), un proceso que ahorraba a ciertos reclutas la descalificación automática. Ahora, son causa directa de inelegibilidad.
Condiciones que requieren aprobación del secretario del ejército
Esta nueva normativa incluye también una sección con afecciones médicas para las que una exención médica sólo puede ser otorgada por el secretario del ramo militar correspondiente. Estas incluyen:
- Pérdida de un ojo, mano o pie
- Trasplantes de córnea
- Fallo hepático o enfermedad renal crónica
- Trastornos psicóticos en el historial
- Presencia de un marcapasos o desfibrilador implantado
Aunque esto no significa una prohibición definitiva, el proceso burocrático para una aceptación será mucho más riguroso y excepcional.
Un ejército “sin debilidades”
La justificación, expresada por Hegseth, refleja una visión estricta del estado físico y mental requerido para servir. “Los combatientes de América deben estar física y mentalmente capacitados para desempeñar sus funciones en las condiciones más difíciles. Las afecciones médicas graves introducen riesgos significativos en el campo de batalla y amenazan la misión, así como la salud y seguridad del individuo y sus compañeros de servicio”, escribió en el comunicado oficial.
La nueva política se inserta en un contexto más amplio de revisión del sistema militar en EE. UU., sumando rigor a los criterios de selección. Este endurecimiento sucede después de la polémica decisión del Pentágono de prohibir la participación del personal transgénero en las fuerzas armadas hace unos años.
La medicina en conflicto con la seguridad nacional
La tensión entre inclusión y seguridad ha estado presente en la conversación militar estadounidense desde hace décadas. Desde los años 90, diversas condiciones médicas impedían el acceso al ejército, como fue el caso del VIH, la epilepsia o el asma. Sin embargo, era común que se otorgaran waivers. En 2023, aproximadamente el 10% de los nuevos reclutas ingresaron tras recibir algún tipo de exención médica o de conducta, según datos del Departamento de Defensa.
Por ejemplo, condiciones relativamente comunes como los desórdenes cutáneos (acné severo), problemas de visión o ciertas lesiones deportivas, se consideraban aceptables si estaban bien tratadas.
Cuando el corazón deja de ser fuerte: El caso de Jeremiah Kelly
Este giro en la política no ocurre en el vacío. El trágico fallecimiento de Jeremiah Kelly, un liniero ofensivo de los Cincinnati Bearcats, es uno de los casos que ha reforzado la urgente revisión de condiciones de salud en personas jóvenes y aparentemente saludables.
Kelly, quien participaba en prácticas de primavera con los Bearcats, fue encontrado sin vida en abril de 2024. Una autopsia reveló que sufría de una hipertrofia cardíaca, un engrosamiento del músculo cardíaco que puede llevar a muerte súbita.
“La familia del fútbol americano Bearcats está destrozada por la repentina pérdida de este hombre excepcional”, expresó el entrenador Scott Satterfield.
Kelly era un adolescente de 18 años, de 1.91 metros de altura y 145 kilogramos, que acababa de llevar a su escuela secundaria a un título estatal con récord perfecto de 16-0. No tenía antecedentes médicos públicamente conocidos. Su caso encendió alarmas en torno a la evaluación médica de deportistas y militares.
La batalla contra el estigma: el otro lado de la moneda
Muchos defensores de derechos civiles han mostrado preocupación frente a estas nuevas reglas. Argumentan que se podría caer en una exclusión innecesaria de personas que, pese a tener antecedentes médicos, están hoy controladas y estables. Como ejemplo, personas que han superado esquizofrenia con tratamiento exitoso, o quienes han salido adelante de un intento de suicidio, podrían ser hoy ciudadanos ejemplares pero quedarán fuera de las Fuerzas Armadas.
“Estas reglas envían un mensaje peligroso: que ciertas condiciones te hacen prescindible o inútil a la causa patriótica”, declaró Lisa McCormick, vocera de la organización Veteranos por la Inclusividad.
¿Una purga o una necesidad?
Los críticos más acérrimos consideran que esta es una purga encubierta con motivaciones políticas. Leen esta reforma como una continuación de políticas excluyentes previas, como la famosa «Don't Ask, Don't Tell», que marginó durante décadas a soldados LGTBQ+. Si bien esa medida fue derogada en 2011, el estigma persiste en las filas militares.
No obstante, los oficiales médicos del Pentágono argumentan que las estadísticas respaldan estas decisiones: soldados con condiciones como las mencionadas tienen una tasa de hospitalización 4 veces mayor durante el servicio, lo cual afecta logística, costos y operatividad.
“Un soldado enfermo no sólo se pone en peligro a sí mismo, sino también a su escuadrón”, remarca un informe interno militar de 2022.
Las exenciones: ¿extinción total o puerta trasera?
A pesar de la severidad de las nuevas reglas, queda abierta una pequeña compuerta administrativa: si un secretario de alguna rama militar lo aprueba —como el Ejército o la Marina—, las excepciones aún son posibles para ciertas condiciones. La burocracia será más exigente y menos permisiva, pero no desaparecen del todo las exenciones.
Por ejemplo, una persona trasplantada con 10 años sin síntomas podría teóricamente solicitar revisión, aunque ahora sería más improbable recibir la luz verde.
Una visión del futuro de las Fuerzas Armadas
Este nuevo enfoque busca anticiparse a conflictos donde la eficiencia y resistencia del soldado son vitales. En un mundo post-Afganistán y con tensiones geopolíticas crecientes (Ucrania, Mar de China, etc.), contar con un ejército limpio de “fragilidades médicas” se considera un imperativo estratégico.
La gran pregunta sigue siendo: ¿podrá este modelo coexistir con un principio de justicia e inclusión para todos los ciudadanos estadounidenses?