Sanseito y el auge del ultranacionalismo digital en Japón

Del YouTube a las urnas: cómo un partido marginal de ultraderecha está reconfigurando el panorama político japonés con discursos antimigrantes y antivacunas

Una nueva fuerza en la política japonesa

Japón, una nación conocida por la estabilidad de su sistema político y por el dominio prolongado del Partido Liberal Democrático (PLD), ha sido testigo recientemente de un cambio inesperado: el meteórico ascenso del partido Sanseito. Con apenas unos años de existencia, esta agrupación de perfil ultranacionalista y populista ha logrado capitalizar el descontento de amplios sectores de la sociedad japonesa para convertirse en una voz incómoda, pero poderosa, en el Parlamento.

¿Quién es Sohei Kamiya?

El líder de Sanseito, Sohei Kamiya, es un personaje polémico. Exreservista de las Fuerzas de Autodefensa y político local en Suita (prefectura de Osaka), es también un veterano influencer digital. Fue precisamente en YouTube y otras redes sociales donde comenzó su carrera política, capitalizando discursos antivacunas, antiinmigración y antiglobalistas durante la pandemia de COVID-19. Su estrategia: hablarle directamente a los japoneses descontentos con los partidos tradicionales.

"Compartimos las mismas preocupaciones que el movimiento anti-globalista del oeste", dijo Kamiya durante su última campaña, elogiando abiertamente las políticas de Donald Trump como modelo para Japón.

De internet al Parlamento

Sanseito —cuyo nombre se traduce como “Participa en la Política”— fue fundado en 2020 como un experimento político digital. Desde entonces, el crecimiento ha sido sorprendente: en las recientes elecciones a la cámara alta del parlamento japonés, Sanseito logró pasar de un escaño a 15, atrayendo a votantes frustrados por el estancamiento económico, el envejecimiento poblacional y la falta de respuestas efectivas de los partidos tradicionales.

Mientras que el PLD de Shigeru Ishiba mantiene la mayoría con 122 escaños, el hecho de que un partido marginal haya incrementado su representación, movilizado a miles de simpatizantes y superado en suscriptores en YouTube al partido gobernante (Sanseito acumula cerca de 500,000, frente a los 140,000 del PLD), marca un precedente alarmante para la política japonesa.

Una agenda “Japón Primero”

Inspirado en el lema “America First” de Trump, Sanseito ha adoptado una plataforma denominada “Japanese First” que propone:

  • Endurecer los criterios para otorgar la ciudadanía japonesa
  • Excluir a extranjeros del sistema de bienestar social
  • Restringir las políticas de inclusión de género y diversidad
  • Criar una generación con valores tradicionales japoneses

Estas propuestas han generado profunda controversia dentro y fuera del país. Organizaciones de derechos humanos han advertido que los discursos de Kamiya promueven xenofobia, antisemitismo y una visión peligrosa del purismo étnico.

En un país donde los extranjeros representan apenas el 3% de la población, y una proporción similar entre los beneficiarios del bienestar social, Sanseito ha logrado convencer a muchos votantes de que los inmigrantes son responsables de la caída de salarios y de la inseguridad. Es una estrategia efectiva, aunque deshonesta.

Antivacunas y antiigualdad de género

Durante la pandemia, Sanseito fue uno de los pocos partidos japoneses que adoptó una postura claramente antivacunas, lo que le otorgó una lealtad casi sectaria entre ciertos grupos conspirativos en línea. Además, Kamiya ha sido crítico con las políticas de igualdad de género, llegando a argumentar que estas medidas han contribuido al descenso de la natalidad en Japón.

Entre sus declaraciones más escandalosas se encuentra su rechazo a permitir que una mujer ocupe el trono del Crisantemo, sugiriendo incluso —en tono serio— que la reintroducción de concubinas podría ser una alternativa si la sucesión imperial se complica.

Populismo 2.0 a la japonesa

El caso de Sanseito ilustra un nuevo tipo de populismo, cada vez más presente en democracias avanzadas: el que nace desde plataformas digitales y evita intermediarios tradicionales como partidos, prensa o sindicatos. Utilizando canales como YouTube, Sanseito ha construido una comunidad fiel que se alimenta de contenidos ideologizados, nacionalismo nostálgico y respuestas fáciles a problemas complejos.

Este fenómeno no es único de Japón. Desde Trump en Estados Unidos hasta Javier Milei en Argentina, pasando por figuras como Marine Le Pen en Francia o Giorgia Meloni en Italia, la lógica se repite: capturar el desencanto social con un mensaje antisistema y construirse una figura de “salvador patriota”.

Un cambio en el sistema político japonés

La irrupción de Sanseito constituye una amenaza para el orden político japonés, pero también un llamado de atención. Su éxito demuestra la desconexión de los partidos tradicionales con amplios sectores del electorado. La asociación entre política tecnocrática y progresismo moderado que por mucho tiempo rigió en Japón hoy es desafiada por un grito emocional, ideológico y en muchos sentidos reaccionario.

La pregunta es si este fenómeno es transitorio o representa un cambio estructural. Aunque Kamiya por ahora reniega de alianzas con el PLD, no descarta formar coaliciones futuras y ambiciona con ingresar al poderoso Congreso de la Cámara Baja. En sus propias palabras: “Queremos un modelo como los parlamentos europeos, donde las fuerzas emergentes tengan voz sin necesidad de pactar con el poder”.

Resistencia ciudadana y protestas

La reacción a este ascenso no se ha hecho esperar. Diversos colectivos ciudadanos, movimientos estudiantiles y ONGs han organizado marchas en Tokio y Osaka contra la discriminación promovida por Sanseito. Se han registrado protestas frente a eventos del partido, y un creciente número de intelectuales, abogados y periodistas advierten del peligro de dar legitimidad a discursos de odio disfrazados de “patriotismo”.

El catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad de Keio, Tetsuya Kajimoto, fue contundente en su crítica: “La democracia japonesa se sostiene sobre el respeto a los derechos individuales y colectivos. Sanseito pone eso en juego con una retórica excluyente que ya ha tenido consecuencias nefastas en otras democracias”.

Una batalla cultural y política pendiente

El fenómeno Sanseito no puede ser ignorado. Representa algo más profundo que una moda o un fenómeno viral: expone las fracturas sociales de Japón y la necesidad de renovar el vínculo entre ciudadanía y política. A medida que la automatización, la globalización y el envejecimiento golpean con fuerza a la sociedad nipona, nuevos actores están capitalizando el miedo para ganar espacio.

¿Responderán los partidos tradicionales con reformas, o continuarán subestimando al populismo ultranacionalista? ¿Los votantes japoneses desean volver a un pasado idealizado, o prefieren una adaptación inclusiva al siglo XXI? Estas preguntas definirán la política japonesa durante la próxima década.

Por ahora, el ascenso de Kamiya y Sanseito nos recuerda que, incluso en una sociedad tan ordenada como la japonesa, el populismo digital puede agrietar los consensos con gran efectividad.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press