La ley olvidada de los humedales de Maui: una promesa ambiental que se desvanece bajo la inacción política

Cómo la protección de uno de los ecosistemas más vitales de Hawái quedó en suspenso pese a la urgencia climática y ambiental

Un paraíso silvestre que se convierte en tierra roja

En julio de 2023, el zumbido de excavadoras y trituradoras rompió la tranquilidad de una arboleda de kiawe cerca de Kīhei, en el sur de Maui. El terreno, de siete acres, albergaba hábitats esenciales para el murciélago hawaiano hoary —una especie en peligro de extinción— durante su temporada de cría. Sin embargo, y pese a las alarmas de la comunidad sobre la falta de permisos, la obra de desmonte continuó hasta que el humedal conocido como Waipuʻilani Mauka quedó reducido a un terreno pelado y rojo.

Este suceso no solo indignó a residentes y ambientalistas, sino que también sirvió como reflejo de una falencia más profunda: la ordinanza ambiental de Maui de 2022, diseñada para proteger humedales, sigue sin implementarse ni hacerse cumplir.

Una ley que prometía proteger... pero nunca despegó

La llamada Ordenanza 5421, aprobada con la intención de blindar los humedales frente al acelerado crecimiento urbano, requería que el Departamento de Planificación del Condado de Maui elaborara un mapa exhaustivo de los humedales de las islas Maui, Lānaʻi y Molokaʻi.

Este instrumento cartográfico sería la base para designar zonas de preservación, implementar regulaciones sobre construcciones y, eventualmente, permitir la adquisición de tierras para conservación. La meta era convertir a Maui en un ejemplo estatal de salvaguarda ambiental. Sin embargo, casi tres años después, lo único tangible es un mapa incompleto que costó más de $274,000.

Los humedales: amortiguadores naturales ignorados

Los humedales de Maui —que apenas abarcan 83 acres en el sur de la isla— no solo acogen especies únicas del ecosistema hawaiano, también desempeñan funciones vitales:

  • Absorben aguas pluviales en eventos extremos, previniendo inundaciones.
  • Filtran sedimentos y nutrientes que, de otra forma, afectarían los arrecifes de coral.
  • Refugio biológico: sirven de hábitat para especies amenazadas, como las aves nativas y el murciélago anteriormente mencionado.

La idea era aumentar la cantidad de humedales funcionales para que absorbieran el exceso de agua de tormentas y previnieran las inundaciones”, explicó Kelly King, exconcejal que lideró la iniciativa.

Más allá del estándar federal: una definición local progresista

La ordenanza 5421 fue deliberadamente más estricta que las regulaciones federales bajo la Clean Water Act. Mientras la ley estadounidense requiere la presencia simultánea de agua, vegetación y suelo húmedo para clasificar un área como humedal, la legislación de Maui lo define como tal si se cumplen apenas dos de esos tres criterios.

Tras el fallo de la Corte Suprema de EE. UU. en 2023, que limitó las protecciones federales a humedales conectados superficialmente con cuerpos de agua, la ordenanza de Maui ganó nueva relevancia. En palabras del especialista Wesley Crile, de la Universidad de Hawái: “Deberíamos haber rellenado el vacío de protección federal con esta herramienta local”. Pero nunca ocurrió.

Una mandatoria sin fuerza ejecutiva

Parte del problema radica en que, a pesar de que el marco legal está aprobado, no se han tomado los pasos adicionales para activarlo.

La creación del wetlands overlay district —un mecanismo de zonificación para frenar nuevas construcciones en humedales— aún está pendiente en el Concejo del Condado. Además, el Comité de Conservación, responsable de asesorar sobre temas ambientales, no tiene suficientes miembros y no se reúne desde hace dos años.

Así, mientras las funciones burocráticas se frenan mutuamente, los humedales continúan desapareciendo. “Se supone que debía estar en vigor desde su aprobación”, insiste King. En un patrón tristemente común, la falta de voluntad política desplaza a la urgencia ambiental.

Confusión legal: ¿A quién aplica la ordenanza?

Una arista compleja deriva de la ambigüedad interpretativa de la ley. Mientras grupos ambientalistas insisten en que cualquier alteración en terrenos clasificados como humedales requiere permisos y análisis de impacto, funcionarios y algunos desarrolladores argumentan que la ley solo aplica a cambios de uso de suelo mayores, como subdivisiones residenciales.

Tal como está escrita, la ordenanza carece de mecanismos para frenar construcciones pequeñas, como casas unifamiliares”, observa Crile. Aun así, ecolegistas como Christina Lizzi, la abogada que ha interpuesto demandas contra el condado y propietarios, sostienen que la ley debería haberse aplicado a la tala en Waipuʻilani Mauka.

Leyes que protegen... en el papel

El caso de la ordenanza 5421 es ilustrativo de una problemática infraestructural mayor: las promesas de gobernanza ambiental suelen diluirse en la maquinaria legislativa.

Actualmente, gran parte de los humedales de Maui entra en áreas de manejo especial, lo que implica permisos adicionales. Pero estas regulaciones, en muchos casos, no han disuadido desarrollos dañinos. De hecho, varios litigios recientes han evidenciado cómo se otorgan permisos sin considerar el impacto ambiental.

La frustración es inmensa”, declaró el concejal Gabe Johnson. “¿Se puede hacer algo desde el condado? Sí, con esta ordenanza, pero la estamos dejando sin efecto por omisión”.

¿Cuál es el costo de la inacción?

Los residentes del sur de Maui son testigos regulares de los efectos de omitir la función de los humedales. Lluvias intensas convierten las callejuelas de Kīhei en ríos de barro, los caminos son destruidos y los sedimentos terminan sofocando arrecifes de coral, esenciales para la biodiversidad y el turismo.

Paradójicamente, la ordenanza fue creada, entre otras cosas, para proteger a esos mismos compradores de propiedades que, hoy, podrían construir viviendas en zonas inundables sin saberlo. “Si vas a construir en un humedal, deberías al menos saber que estás sobre uno, y adaptar tu diseño”, afirma King.

Lecciones desde una isla asediada por el desarrollo

La historia del humedal de Waipuʻilani Mauka no es solo un caso de negligencia local. Refleja un fenómeno global: el ritmo del desarrollo urbano raramente es contenido por medidas de sostenibilidad cuando no están respaldadas por una voluntad política sólida.

En todo el mundo, los humedales están desapareciendo tres veces más rápido que los bosques, según la Convención de Ramsar sobre los Humedales. Desde 1970, hemos perdido casi el 35% de los humedales globales, y la cifra sigue aumentando.

En Maui, podría ser demasiado tarde para muchos ecosistemas. Pero no para todos. La implementación efectiva de la ordenanza 5421, junto con una revisión de su aplicación a desarrollos menores, aún puede marcar la diferencia. Solo falta la chispa política que detone el cambio.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press