Un acuerdo con consecuencias: el futuro político de Japón y el impacto del pacto comercial con EE.UU.
La crisis que enfrenta el primer ministro Shigeru Ishiba tras perder la mayoría parlamentaria, mientras un histórico acuerdo arancelario con Estados Unidos transforma el panorama económico y político de Japón
La tensión tras la derrota electoral
Japón está inmerso en una de sus etapas más inestables políticamente en las últimas décadas. La derrota sufrida por la coalición gobernante liderada por el primer ministro Shigeru Ishiba en las elecciones legislativas recientes, ha desencadenado una cadena de cuestionamientos tanto dentro como fuera de su partido. El gubernamental Partido Liberal Democrático (PLD) y su aliado Komeito perdieron la mayoría en la Cámara Alta, el cuerpo legislativo menos poderoso pero simbólicamente relevante del Parlamento japonés.
Con esta nueva configuración, el oficialismo se queda sin mayoría en ninguna de las dos cámaras legislativas. Esta situación sitúa a Ishiba en una posición precaria, generando serias dudas sobre su continuidad en el poder. El ya debilitado gobierno ahora enfrenta no sólo la oposición política consolidada, sino también una creciente presión popular insatisfecha con sus políticas económicas.
El papel del tratado comercial con Estados Unidos
En paralelo al drama político, Japón y Estados Unidos acaban de cerrar un significativo acuerdo comercial que busca disminuir las tenciones arancelarias originadas en la política proteccionista del expresidente Donald Trump. Este nuevo tratado establece una reducción en los aranceles aplicados a productos japoneses como los automóviles, que pasan de estar gravados al 25% a un 15%, lo que se espera impulse tanto exportaciones japonesas como las inversiones niponas en suelo estadounidense.
Ishiba ha defendido este pacto como uno de los logros de su gestión, argumentando que “es un acuerdo producto de duras negociaciones, orientado a proteger el interés nacional”. En línea con estas declaraciones, Trump afirmó rechonamente desde su red Truth Social: “Este acuerdo creará cientos de miles de empleos. Nunca ha habido nada como esto.”
Sin embargo, más allá de los beneficios en el papel, el futuro político de Ishiba aún pende de un hilo, condicionando toda decisión relevante a su posible renuncia en agosto, algo que medios japoneses ya anticipan.
Causas de la derrota electoral
El descontento popular japonés se ha ensanchado progresivamente. La inflación acumulada sin acompañamiento de aumentos salariales palpables ha afectado sobre todo a los jóvenes, insatisfechos con una clase política que, según ellos, prioriza a los sectores más envejecidos de la población —una auténtica marca registrada de la sociedad japonesa donde el 28% de la población supera los 65 años.
Esto generó una transferencia de votos hacia partidos emergentes de tendencia nacionalista y conservadora, como el Partido Democrático por el Pueblo y el radical Sanseito. Ninguno de estos nuevos actores ha manifestado interés en co-gobernar con el PLD, aunque dejaron puertas abiertas para cooperar en proyectos puntuales.
¿Quién es Shigeru Ishiba?
Shigeru Ishiba, exministro de Defensa y figura de larga trayectoria dentro del PLD, asumió como primer ministro hace poco más de dos años tras la salida de Fumio Kishida. Considerado un político técnico y distante, ha tenido dificultades para conectar con una ciudadanía cada vez más polarizada, y para enfrentar la diplomacia hostil de figuras como Trump.
Su resistencia ante la posibilidad de renunciar, bajo el argumento de evitar un “vacío de poder”, ha sido calificada por muchos analistas como una jugada arriesgada que podría empeorar aún más la inestabilidad institucional.
El impacto bursátil del acuerdo
Mientras tanto, los mercados han reaccionado positivamente al nuevo acuerdo comercial. El índice Nikkei 225 de Tokio subió un 3% como respuesta directa a la reducción de tarifas, seguido por aumentos en otras bolsas asiáticas como el Hang Seng en Hong Kong (+1.1%) y el Shanghai Composite (+0.8%).
Desde Kohle Capital Markets, el analista Tim Waterer explicó: “Los acuerdos firmados con Japón y Filipinas esta semana refuerzan la confianza del mercado, a pesar de que otros pactos, como con la UE o Corea del Sur, sigan en el aire”.
En Wall Street, el entusiasmo fue más moderado. El S&P 500 cerró en su máximo histórico (6,309.62 puntos), aunque con subas moderadas (+0.1%) y con una caída del Nasdaq del 0.4%. Este comportamiento mixto refleja la cautela del mercado ante la posibilidad de nuevos aranceles que puedan activarse si no se cierran otros acuerdos antes de agosto.
El escepticismo de la industria automotriz japonesa
A pesar del anuncio, los gigantes automotrices de Japón —Toyota, Honda, Nissan— han optado por mantener el silencio. Tampoco comentó la Japan Automobile Manufacturers’ Association, señalando que no se ha emitido un comunicado técnico oficial.
Fuentes ubicadas dentro del sector, que pidieron anonimato, afirman que la postura prudente responde directamente a la volatilidad del expresidente Trump. “No queremos salir a celebrar hoy lo que él podría cancelar mañana”, fueron las palabras de un alto ejecutivo de una automotriz.
¿Una renuncia estratégica?
La firma del tratado puede ser vista como una carta de última instancia para salvar la imagen de Ishiba, o como su legado político final antes de una renuncia inminente. Si efectivamente él deja el cargo a corto plazo, sería uno de los pocos primeros ministros que se retira bajo una combinación de presión electoral interna y necesidad diplomática internacional.
La situación recuerda al efecto dominó que sufrieron varios líderes europeos tras crisis económicas: una señal clara de que en la era de las economías hiperconectadas, una política comercial como esta no puede separarse de la arena política doméstica.
¿Qué sigue para Japón?
Con elecciones generales en el horizonte y una oposición aún fragmentada, Japón enfrenta meses decisivos. En juego no está solo la estabilidad del gobierno, sino el nuevo rol del país en el tablero comercial mundial.
Un futuro gobernante deberá navegar las aguas de una generación joven desencantada, una economía presionada por tarifas globales y una competencia regional liderada por China. Como si eso fuera poco, también deberá responder a la falta de credibilidad del establishment político. El tiempo dirá si el acuerdo con EE.UU. será vuelto a mirar como el salvavidas final de Ishiba, o como la lograda despedida de un político que supo, al menos, entender cuándo marcharse.
Informe basado en hechos publicados el 23 de julio de 2025.