Aborto en EE. UU.: Tres años después de Roe, el debate sigue más encendido que nunca
El fallo de la Corte Suprema en 2022 cambió las leyes, pero no a todos los corazones. Este es el pulso de una nación dividida entre derechos, moralidad y libertad.
Una sociedad dividida, una conversación inevitable
Desde que la Corte Suprema de Estados Unidos anuló en junio de 2022 el histórico fallo Roe vs. Wade, que garantizaba el derecho constitucional al aborto en todo el país, la cuestión del acceso a este procedimiento ha estado en el centro del debate cultural y político estadounidense. Han pasado tres años y, lejos de apagarse, la conversación sobre el aborto se ha vuelto aún más compleja, polarizada y, para muchos, angustiante.
Una reciente encuesta realizada por el Centro de Investigación de Asuntos Públicos AP-NORC demuestra que la mayoría de los adultos estadounidenses sigue defendiendo el derecho al aborto: un 64% cree que debería ser legal en todos o en la mayoría de los casos. Aunque el número ha descendido levemente desde el último año, cuando alcanzaba el 70%, sigue siendo bastante consistente con los niveles de apoyo anteriores a la decisión del Supremo.
Cambios legales tras la caída de Roe v. Wade
Desde que el alto tribunal anuló el precedente legal de Roe, los estados han adoptado posturas tajantemente opuestas. Por un lado, 12 estados han prohibido el aborto completamente, incluso en etapas tempranas del embarazo, mientras que otros cuatro lo han restringido a partir de las seis semanas de gestación, antes de que muchas mujeres sepan que están embarazadas.
Frente a ese panorama, algunos estados, como California, Nueva York y Colorado, han reforzado sus leyes para proteger el derecho al aborto e incluso dar acceso a personas de otros estados. Según Guttmacher Institute, entre 2022 y 2024, al menos 20 estados han aprobado legislación proaborto.
La experiencia personal como punto de cambio
La historia de Wilaysha White, una madre de Ohio de 25 años, refleja una de las aristas más humanas del debate. Si bien se identifica como "semi-republicana" y lamenta su propio aborto por haberlo practicado mientras vivía en situación de calle, la realidad después del fallo del Supremo cambió su percepción:
“Ver a mujeres enfermas, en situaciones de vida o muerte, que no son priorizadas, es aterrador”, dijo White. “Prefiero que sea legal en todos lados que vivir ese tipo de injusticia”.
Contrapuestos son los sentimientos de Julie Reynolds, una mujer de Arizona de 66 años que tuvo un aborto en sus 20s. Hoy se opone firmemente al procedimiento en cualquier circunstancia: “Vivo con eso todos los días. Tomé una vida”, afirma.
Apoyo transversal, incluso en estados conservadores
Una de las revelaciones más sorprendentes de la encuesta de AP-NORC es que incluso en los estados con las leyes más restrictivas, más de la mitad de los adultos apoyan el aborto legal en la mayoría de los casos. Además, un 50% considera que debería poder accederse a un aborto si una mujer simplemente no quiere continuar con su embarazo, sin necesidad de justificar su situación médica o social.
Este apoyo trasciende líneas partidistas aunque se expresen de forma desigual: casi 9 de cada 10 demócratas están a favor de que el aborto sea legal en la mayoría de los casos, mientras que entre los republicanos esa cifra ronda el 40%.
Casos extremos, excepciones aceptadas
Las excepciones en casos críticos también gozan de amplio respaldo. Más del 80% de los encuestados apoya la legalidad del aborto en situaciones donde:
- La vida de la madre está en peligro.
- Hay anormalidades fetales que impiden la supervivencia fuera del útero.
- El embarazo es resultado de violación o incesto.
Este respaldo es prácticamente idéntico al de 2021 y se mantiene sólido pese a los desafíos legales recientes. Un caso que ha generado enorme indignación fue el de una mujer en Georgia arrestada tras sufrir un aborto espontáneo. Inicialmente fue acusada de ocultar una muerte, un hecho que expone las serias consecuencias legales y personales de la criminalización del aborto.
Aborto y acceso transfronterizo
El acceso a las interrupciones del embarazo fuera del estado de residencia es otra área en tensa discusión. Aunque más de la mitad de los estadounidenses apoyan garantizar este derecho, e incluso evitar sanciones a quienes ayudan a las mujeres a realizar un aborto en otro estado, el consenso es menos fuerte aquí.
Solo 2 de cada 10 adultos se oponen abiertamente a estas garantías, mientras que un 25% se declara neutral. Esta tibieza contrasta con posiciones más claras sobre el uso de telemedicina para el acceso a píldoras abortivas: aquí el apoyo es de 4 de cada 10 adultos, mientras que 3 de cada 10 lo rechazan.
Consecuencias psicológicas, políticas y sociales
La anulación de Roe v. Wade no solo ha implicado un cambio jurídico, sino una profunda transformación en cómo las personas viven y piensan el embarazo. Algunas como Nicole Jones, una mujer de 32 años de Florida que desea ser madre pronto, manifiestan abiertamente su temor:
“¿Y si algo sale mal en el embarazo? Tendría que viajar a otro estado o arriesgar mi vida debido a esta prohibición”, dijo Jones.
Una reciente investigación del Kaiser Family Foundation reveló que el 17% de las mujeres en edad fértil en EE. UU. han considerado mudarse de estado a raíz de las restricciones al aborto. En lugar de un clima de seguridad jurídica, existe una creciente percepción de vulnerabilidad.
Un tema que seguirá definiendo elecciones
Este tema crucial se perfila como un eje determinante en las elecciones de 2024. La administración del presidente Joe Biden ha manifestado su intención de proteger el derecho al aborto a través de legislación federal, mientras que líderes republicanos continúan defendiendo las políticas restrictivas a nivel estatal.
En vista de ello, no es sorprendente que sea uno de los temas que más polariza al electorado. Según Pew Research Center, el 74% de los votantes considera el aborto como un tema muy importante de cara a los próximos comicios.
La reflexión moral: entre lo personal y lo político
El aborto en EE. UU. ya no es solo un tema médico o ideológico: es un campo de tensión entre la ética personal, las políticas públicas y la religión. En muchos casos, las posturas no son binarias. Personas como Vizcarra, un exseminarista en Arizona, afirman que “no se pueden sacrificar la verdad y la justicia por un dogma impuesto”. Lo mismo podría aplicarse al debate social.
Para muchos, las decisiones de los últimos tres años han abierto heridas que tardarán décadas en sanar; para otros, representan la oportunidad de redefinir moral y judicialmente los límites del derecho a la vida y la privacidad. En medio de ese vaivén, el cuerpo de la mujer sigue siendo el campo de batalla.