El agua que no llega limpia: una crisis silenciosa en los parques de casas móviles en EE.UU.

Décadas después de la Ley de Agua Potable Segura, millones aún beben agua contaminada en comunidades marginadas

Un problema oculto bajo capas de burocracia

Cuando en 1974 se aprobó la Ley de Agua Potable Segura en Estados Unidos (Safe Drinking Water Act), el objetivo era claro: garantizar que el agua que saliera del grifo en cualquier rincón del país fuera segura para beber. Sin embargo, casi 50 años después, un importante segmento de la población sigue siendo vulnerable. Nos referimos a los parques de casas móviles, también conocidas como trailer parks, donde millones de personas viven y, según investigaciones recientes, lo hacen sin siquiera poder contar con agua potable limpia.

Arsénico en el agua: la experiencia en Utah

Colt Smith, empleado del Departamento de Agua Potable de Utah desde hace 14 años, relata su peor experiencia profesional: un parque rural de casas móviles abastecido por un pozo con niveles de arsénico cancerígeno 10 veces superiores al límite federal.

“La gente bebió esa agua durante años sin saberlo. Tuvimos que emitir una orden de ‘no consumir’ que duró casi una década”,
explicó.

Smith indica que las autoridades ni siquiera sabían de la existencia de este sistema hasta que fue demasiado tarde. Esta falta de regulación y monitoreo no es un caso aislado, sino un reflejo de una crisis estructural: los parques de casas móviles suelen quedar fuera de los sistemas públicos de agua y operan sus propios pozos sin contar con los medios técnicos ni financieros para cumplir con la regulación vigente.

Un estudio que destapa la realidad

Una investigación de The Associated Press basada en datos de la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA, por sus siglas en inglés) revela que el 69% de los parques de casas móviles que operan su propio sistema de agua han violado normas de agua potable en los últimos 5 años. Esta cifra supera significativamente a la de ciudades (48%) y pueblos grandes (57%).

Estos datos, además, podrían estar subestimando el problema, ya que muchos parques no están registrados adecuadamente y no aparecen en las bases oficiales.

¿Por qué estos parques son tan vulnerables?

  • Infraestructura antigua o deficiente: muchos pozos fueron construidos hace décadas y no han recibido el mantenimiento adecuado.
  • Bajo presupuesto: al ser operados por propietarios privados con escasos recursos, no cuentan con técnicos ni tecnología para monitorear la calidad del agua regularmente.
  • Falta de fiscalización: algunos estados no tienen mecanismos eficaces para monitorear la seguridad de estos sistemas privados, más aún cuando ni siquiera saben que existen.
  • Poblaciones marginadas: muchos residentes son personas de bajos ingresos, minorías étnicas o inmigrantes, que carecen de poder político para exigir soluciones.

Arsénico, bacterias y más: el coctel tóxico que amenaza a millones

El caso de Utah no es el único. En California, Texas, Carolina del Norte y Florida se han reportado altos niveles de nitratos, arsénico, plomo y bacterias coliformes procedentes del agua suministrada en parques de casas móviles. Muchos brotes de gastroenteritis, cólera e incluso cánceres gastrointestinales están vinculados con esta exposición crónica a contaminantes.

Un estudio publicado por Environmental Health Perspectives encontró que los niños que crecen en comunidades con acceso inseguro al agua tienen un 30% mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas en la edad adulta.

Fallas en la respuesta oficial

A pesar de contar con una legislación sólida, la ejecución y fiscalización han sido inconsistentes. La EPA cuenta con más de 150,000 sistemas de agua registrados, pero admite que muchos sistemas más pequeños (como los de parques móviles) escapan a su radar.

Los estados tienen cierta autonomía en el monitoreo, lo que genera una gran disparidad regional. Mientras que en Oregon o Nueva York existen programas de inspección más robustos, en el sur de EE.UU. el control es mínimo. Y cuando se detectan infracciones, las multas a los operadores son escasas o inexistentes.

Las voces de los afectados

María, residente de un parque de casas móviles en Fresno, California, cuenta que "el agua huele mal, como a huevo podrido… pero no tenemos otra opción más que usarla". Ella y sus vecinos han organizado protestas en el ayuntamiento, pero la respuesta ha sido lenta o inexistente.

“Hace un año vino una camioneta del Estado, midieron el agua y nos dieron botellas por unos días, pero nada cambió”, denuncia. María vive con sus tres hijos, uno de ellos con problemas renales que podrían estar vinculados al consumo prolongado de agua con bacterias.

Comparativa: ¿cuánto gasta en agua tu municipio?

Según un informe del Circle of Blue, el precio promedio del agua se ha duplicado en muchos municipios desde 2010. Sin embargo, en los parques de casas móviles, paradójicamente, se paga menos pero con consecuencias fatales: el bajo costo implica ausencia de tratamiento, monitoreo y mantenimiento.

Soluciones que se requieren con urgencia

Expertos coinciden en que el gobierno federal debe tomar un rol más activo en:

  • Identificar y registrar todos los sistemas de agua en parques de casas móviles.
  • Asignar fondos para la modernización de pozos y flujos de tratamiento.
  • Supervisar a los estados que no cumplen con la fiscalización exigida por la Ley de Agua Potable.
  • Garantizar el acceso equitativo al agua potable a través de subsidios o integración de estos sistemas a los servicios municipales.

En 2021 se introdujo la propuesta legislativa Water Affordability, Transparency, Equity, and Reliability Act, que buscaba destinar fondos exclusivos para comunidades con infraestructura obsoleta, muchos de ellos incluidas las de viviendas móviles. Sin embargo, el proyecto sigue esperando aprobación completa en el Congreso.

¿Una cuestión de justicia ambiental?

Para muchos analistas, esta crisis es un claro ejemplo de injusticia ambiental. Grupos como el NRDC (Consejo de Defensa de Recursos Naturales) afirman que los afectados suelen ser de comunidades negras, latinas o indígenas, lo que pone en evidencia una discriminación sistemática que se cuela inclusive en el acceso a un derecho tan básico como el agua.

En palabras de Erik Olson, experto en agua potable del NRDC:

“El lugar donde naces y tu nivel de ingresos no debería determinar si puedes beber agua sin enfermarte”
.

El reto que sigue

La seguridad del agua en EE.UU. muestra dos caras: una sofisticada red de tratamiento y monitoreo en urbes de primer mundo, y una red invisible, obsoleta y peligrosa en los márgenes del sistema, donde muchos viven sin protección alguna. Aproximadamente 22 millones de estadounidenses viven en casas móviles, y buena parte de ellos podrían estar bebiendo veneno cada día sin saberlo.

Tal vez es momento de dejar de hablar de la crisis del agua como un problema del extranjero, y empezar a verla como una urgencia doméstica que clama por soluciones serias, inclusivas y sostenibles.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press