Irán, su programa nuclear y la encrucijada diplomática con Occidente
Entre desconfianza y amenazas de guerra, Teherán marca condiciones claras para un diálogo con EE.UU. mientras Europa sopesa sanciones históricas
Las tensiones entre Irán, Estados Unidos e importantes potencias europeas vuelven a intensificarse en el tablero geopolítico global. En un contexto marcado por un reciente conflicto bélico de doce días entre Irán e Israel, el régimen iraní se prepara para reanudar conversaciones sobre su programa nuclear, mientras plantea condiciones firmes e inamovibles. El pasado reciente, la desconfianza acumulada y la determinación de las potencias occidentales dibujan el nuevo borde de un conflicto cuya intensidad parece renacer.
La guerra de junio: detonante de una nueva fase
Entre el 1 y el 12 de junio de 2024, Irán e Israel se enfrentaron en el más agresivo intercambio militar en años. Estados Unidos no fue ajeno: desplegó bombarderos B-52 que impactaron instalaciones nucleares dentro del territorio iraní, provocando respuestas de Irán con misiles dirigidos a una base estadounidense en Qatar. Aunque el gobierno iraní aseguró que "no fue un ataque contra el Estado de Qatar", la escalada fue evidente.
Las consecuencias fueron devastadoras. De acuerdo con la agencia judicial Mizan, al menos 13 científicos nucleares iraníes fueron asesinados durante los ataques. Estos acontecimientos marcan el contexto más intenso desde la retirada de EE. UU. del acuerdo nuclear en 2018.
Irán exige garantías para retomar el diálogo
En una publicación reciente, el viceministro de Relaciones Exteriores, Kazem Gharibabadi, fue categórico: "Irán no confía absolutamente en Estados Unidos". Para que se retome cualquier tipo de diálogo, Washington debe cumplir con cuatro condiciones esenciales:
- Reconstrucción de la confianza, tras años de lo que Irán califica como traiciones diplomáticas.
- No utilizar las negociaciones como fachada para posibles acciones militares.
- Reconocimiento de los derechos de Irán bajo el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), en especial su derecho al enriquecimiento de uranio con fines pacíficos.
- desde 2018, cuando Estados Unidos abandonó el acuerdo nuclear (JCPOA).
Estas condiciones serán puestas sobre la mesa este viernes en Estambul, en la reunión entre Irán, el denominado grupo E3 (Reino Unido, Francia y Alemania) y representantes de la Unión Europea.
El legado del acuerdo nuclear de 2015 y su erosión
El acuerdo JCPOA (Joint Comprehensive Plan of Action), firmado en 2015, fue un hito diplomático que impuso límites al desarrollo nuclear iraní a cambio del levantamiento de sanciones internacionales. Sin embargo, Donald Trump abandonó el pacto en 2018, reiniciando una etapa de presiones económicas que empujaron a Irán a reiniciar críticamente su enriquecimiento de uranio.
Según la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), en mayo de 2024 el stock de uranio enriquecido al 60% superó los 400 kilogramos, acercándose peligrosamente al umbral necesario para producir armamento nuclear, que comienza en el 90% de pureza.
Pezeshkian: firmeza y advertencias desde la presidencia iraní
El nuevo presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, ha adoptado un discurso de firmeza. En una entrevista con Al Jazeera, denunció que “Israel intentó asesinarlo” durante una sesión del consejo de seguridad nacional el pasado 15 de junio.
“Estamos preparados para una nueva guerra si es necesario”, sentenció, al tiempo que reiteró que Irán no busca desarrollar armas nucleares, pero continuará con su programa siempre dentro del marco legal internacional.
Además, denunció públicamente la falta de imparcialidad del grupo E3 al "apoyar silenciosamente ataques israelíes" contra su país, mientras estos mismos gobiernos exigen moderación diplomática por parte de Irán.
Europa sopesa un “mecanismo de retroceso”
En los últimos días, los gobiernos de Alemania, Francia y Reino Unido han amenazado con activar el llamado mecanismo de “snapback”, el cual permite reimponer todas las sanciones levantadas en 2015 tras el acuerdo nuclear.
Esta posibilidad es vista por Teherán como una provocación extrema. Gharibabadi advirtió que si el mecanismo se activa, Irán podría retirarse completamente del Tratado de No Proliferación Nuclear, lo que supondría un paso radical que aislaría aún más al país del entorno internacional y generaría una crisis diplomática sin precedentes desde la Revolución Islámica de 1979.
La situación en la OIEA: cooperación suspendida
Tras la firma de una nueva ley por parte del presidente Pezeshkian, Irán ha suspendido su cooperación con la OIEA. Esta decisión fue criticada por organismos internacionales como el Consejo de Seguridad de la ONU y por voceros de la administración Biden, quienes siguen apostando por una solución diplomática pero cada vez con menos margen de maniobra.
El portavoz de la Organización de Energía Atómica de Irán, Behrouz Kamalvandi, declaró que “nuestra industria nuclear tiene raíces profundas. Lo que tiene raíces no puede ser destruido. Vamos a florecer otra vez”.
Este mensaje se interpreta como una reafirmación simbólica y técnica de que la infraestructura científica y tecnológica iraní no fue destruida completamente por los recientes ataques coordiandos con Israel.
¿Una nueva era de diplomacia o preludio de escalada?
Los analistas diplomáticos advierten que cualquier fracaso en Estambul este viernes abrirá un frente peligroso. Europa teme que el desencadenamiento del snapback haga colapsar definitivamente un acuerdo que se mantenía en estado comatoso desde 2020.
Para Irán, el tiempo puede jugar a favor o en contra. Mientras lidia con tensiones internas, una sociedad revolucionaria cada vez menos paciente y una economía golpeada por la inflación y las sanciones, busca respaldo firme de aliados como China y Rusia, que también se oponen al unilateralismo estadounidense.
El mensaje iraní es claro: “Si hay respeto y equidad, habrá paz y diálogo. Si hay amenazas, responderemos como respuesta proporcional.”
El camino a seguir no depende solo de lo que ocurra en Estambul. El tablero global está condicionado por las elecciones presidenciales en EE. UU. de 2024, los intereses israelíes de supervivencia nacional y el apetito europeo por cortar cualquier nuevo foco de conflicto en el Medio Oriente.
La historia del programa nuclear iraní es, en última instancia, la de un país que busca asumir el control estratégico de su voluntad geopolítica. Con todos los riesgos que eso conlleva.