¿Inclusión o injusticia? La batalla por el deporte escolar y los derechos de las atletas en EE.UU.
La Administración Trump reaviva el debate sobre la participación de niñas trans en equipos femeninos; ¿garantía de equidad o política discriminatoria?
La disputa legal que levanta pasiones
La controversia sobre la participación de atletas transgénero en deportes femeninos escolares ha cobrado nuevo protagonismo tras la apertura de una investigación federal contra el Departamento de Educación de Oregón. El detonante ha sido una queja presentada por el grupo conservador America First Policy Institute, que alega violaciones a la equidad establecida por el Título IX, la ley federal de 1972 que impide la discriminación por sexo en programas educativos que reciben fondos públicos.
Este conflicto, que ya ha motivado demandas en estados como California y Maine, se inserta en un fuerte esfuerzo por parte de la Administración Trump para restringir los derechos de las personas trans en el ámbito deportivo. Pero, entre argumentos de justicia competitiva y denuncias de transfobia institucional, ¿en qué punto se encuentra realmente el equilibrio entre equidad e inclusión?
¿Qué establece la ley?
El Título IX nació como una herramienta para garantizar acceso y participación igualitaria a programas académicos y deportivos sin importar el sexo. Históricamente, ha sido celebrado por aumentar la participación femenina en deportes escolares y universitarios. Según datos del gobierno de EE.UU., desde su implementación, la participación de mujeres en deportes escolares ha crecido más de un 1000%.
Sin embargo, la inclusión de personas trans ha planteado nuevos retos interpretativos. Algunas autoridades y organizaciones, como el Departamento de Educación bajo el mandato de Trump, afirman que permitir que chicas trans compitan con mujeres biológicas representa una violación al Título IX, al “privar” a las niñas cisgénero de medallas, becas y otras oportunidades.
Oregón, un modelo de inclusión en disputa
El estado de Oregón permite que estudiantes transgénero participen en equipos deportivos según su identidad de género. La Oregon School Activities Association respalda esta política, destacando que está alineada con los principios de inclusión y con criterios establecidos por expertos en salud y equidad.
No obstante, tres atletas escolares interpusieron una demanda en julio pasado con el objetivo de anular los récords establecidos por chicas trans en atletismo e impedir su futura participación en competencias femeninas. Alegan que su derecho a competir en condiciones justas ha sido vulnerado.
La Oficina de Derechos Civiles del Departamento de Educación de EE.UU. investigará si efectivamente estas políticas estatales violan el Título IX, en un proceso que podría sentar precedentes legales importantes.
El contexto nacional: una ofensiva política
No es un caso aislado. Al menos 22 estados en EE.UU. han aprobado leyes que restringen la participación de jóvenes trans en disciplinas deportivas, alegando que poseen ventajas biológicas respecto a sus competidoras cis. Estas decisiones han sido impulsadas principalmente por autoridades y legisladores republicanos, aunque varias de ellas han sido bloqueadas en tribunales.
Donald Trump ha hecho del deporte un campo de batalla cultural: firmó una orden ejecutiva en febrero para prohibir la participación de chicas trans en equipos femeninos y ha respaldado múltiples demandas estatales sobre esta temática.
“El Título IX fue creado para proteger a las niñas —no para socavarlas— y esperamos que esta investigación devuelva ese espíritu original”, declaró Jessica Hart Steinmann, del America First Policy Institute.
Reacciones opuestas desde el activismo y la academia
Activistas trans y defensores de la equidad de género han criticado duramente estas políticas. Organizaciones como Human Rights Campaign y GLAAD aseguran que las restricciones no responden a datos reales sino a prejuicios ideológicos.
Un informe de la Asociación Médica Estadounidense (AMA) señala que no hay evidencias concluyentes de que las chicas trans, especialmente en edad escolar, tengan ventajas competitivas significativas tras recibir tratamiento de afirmación de género. Además, especialistas en endocrinología indican que el uso de bloqueadores hormonales y estrógenos elimina paulatinamente muchas de las características fisiológicas masculinas.
“Esto no va de justicia deportiva. Esto va de excluir a jóvenes vulnerables para ganar puntos políticos”, denuncia Chase Strangio, abogado de la ACLU (Unión Americana por las Libertades Civiles).
Casos emblemáticos y el impacto en las atletas
- En Connecticut, dos atletas trans ganaron múltiples competiciones de atletismo entre 2017 y 2019, lo que provocó indignación entre algunos padres y entrenadores. La demanda fue finalmente rechazada por los tribunales.
- En Idaho, una ley que prohibía la participación de atletas trans fue bloqueada gracias a una sentencia del Tribunal Federal de Apelaciones en 2022.
Para las chicas cis, las reclamaciones se centran en que, pese a entrenar y competir lo más duro posible, pierden oportunidades frente a atletas trans. Para las trans, es una lucha contra la marginación y una forma de tener una adolescencia con sentido de pertenencia e inclusión.
¿Una solución intermedia?
Algunos expertos han propuesto alternativas como crear categorías mixtas o establecer criterios mínimos de hormonación para participar en una categoría determinada. Sin embargo, estas medidas también han sido criticadas por crear etiquetas innecesarias que podrían resultar más estigmatizantes.
La cuestión ética pesa: ¿debe priorizarse la identidad sobre la fisiología o viceversa? El debate no parece tener una única respuesta, pero el consenso entre especialistas en derechos humanos es que implementar restricciones generales puede perjudicar más de lo que protege.
El rol de los tribunales y el futuro del Título IX
La Corte Suprema de EE.UU. acordó recientemente revisar un caso relacionado con las restricciones estatales a la participación de personas trans en deportes. Se espera una decisión hacia 2025. Dependiendo del fallo, el panorama legal podría cambiar drásticamente hacia una mayor homogeneidad nacional o reforzar el derecho de cada estado a legislar independientemente.
En paralelo, organizaciones de derechos y algunos colegios están ampliando espacios de sensibilización y apoyo para jóvenes LGTBIQ+, considerando la práctica deportiva como una herramienta de inclusión social y desarrollo personal.
Así, mientras unos abogan por blindar la “justicia biológica”, otros recuerdan que la historia del Título IX refleja décadas de lucha por la igualdad en un país que, aún en pleno siglo XXI, sigue debatiendo quién merece competir y pertenecer.