Asesinatos sin justicia: El drama de los palestino-estadounidenses en Cisjordania

La impunidad ante la muerte de ciudadanos estadounidenses reflejada en una creciente crisis diplomática entre Estados Unidos e Israel

Desde el inicio de la guerra en Gaza en octubre de 2023, cuatro ciudadanos palestino-estadounidenses han sido asesinados en Cisjordania a manos de colonos israelíes o fuerzas de seguridad. Ninguna persona ha sido arrestada o imputada por estos crímenes. Las familias de las víctimas, grupos de derechos humanos y varios legisladores estadounidenses claman por justicia, aunque se enfrentan a una muralla de impunidad sostenida, según denuncian, por falta de voluntad política tanto en Israel como en Estados Unidos.

Los nombres y las historias que Israel no ha explicado

Sayfollah Musallet, de 20 años, procedente de Tampa, Florida, fue golpeado hasta la muerte el 7 de julio en la localidad de Al Mazra as-Sharqiya, en Cisjordania. Con él, son ya cuatro los ciudadanos estadounidenses de origen palestino asesinados desde que escaló el conflicto en Gaza. Le preceden Tawfic Abdel Jabbar y Mohammad Khdour, ambos adolescentes, abatidos a principios de 2024, y Amer Rabee, un menor de 14 años nacido en Nueva Jersey, ejecutado -según testigos- con nueve tiros en la cabeza por soldados israelíes.

"Exigimos justicia. Exigimos que el gobierno de EE.UU. haga algo al respecto", declaró Kamel Musallet, padre de Sayfollah, durante su funeral.

¿Qué ha hecho Estados Unidos hasta ahora?

En respuesta, el embajador estadounidense en Israel, Mike Huckabee, pidió en su cuenta de X (antes Twitter) una investigación "agresiva" y responsabilizó de la muerte al acto “criminal y terrorista" de colonos israelíes. No obstante, ni el Departamento de Estado ni el Departamento de Justicia han anunciado investigaciones independientes. La Embajada de EE.UU. en Jerusalén asegura que las indagaciones están “en curso”, aunque sus alcances reales son cuestionados.

El senador Chris Van Hollen (Maryland), junto con otros 28 senadores demócratas, elevó una carta a la Secretaría de Estado donde se expresa preocupación por la “repetida falta de rendición de cuentas”. Van Hollen fue tajante: "Es inaceptable permitir que ciudadanos estadounidenses sean asesinados con total impunidad".

La impunidad: una tendencia estructural

Según la ONG israelí Yesh Din, los asesinatos de palestinos civiles rara vez se investigan. La mayoría de los casos se cierran sin imputaciones siquiera. La muerte de la periodista palestino-estadounidense Shireen Abu Akleh en 2022 es el ejemplo más simbólico: un análisis independiente de EE.UU. atribuyó su asesinato a una bala disparada por un soldado israelí, pero Israel consideró el hecho un "accidente" y no impuso ninguna sanción interna.

Violencia creciente y represión selectiva

Desde el inicio de la guerra, más de 950 palestinos han sido asesinados en Cisjordania, según informes de Naciones Unidas. Aunque algunos eran miembros de grupos militantes, muchos fueron clasificados como civiles no involucrados en hostilidades —incluidos mujeres, niños y adolescentes— o incluso peatones.

En lugar de rendir cuentas, las autoridades israelíes han intensificado las restricciones hacia las familias de las víctimas. Omar Khdour, hermano del asesinado Mohammad, fue detenido, interrogado y amenazado por los militares israelíes sin orden judicial. Se le impuso una prohibición de salida. Casos similares afectan a las familias Abdel Jabbar y Rabee, quienes aún tienen prohibido viajar fuera de Cisjordania, a pesar de ser ciudadanos estadounidenses.

Pasaporte estadounidense: un simple libro azul en Cisjordania

"Aquí, ser estadounidense no significa nada", denuncia Rabee, padre de Amer. Varias familias presentaron pruebas de que sus pasaportes de EE.UU. no les han otorgado protección consular efectiva, y tampoco derechos de movilidad, tras los sucesos violentos. Los padres de Amer Rabee reportan bloqueos impuestos por Israel, y la Embajada solo confirma haber "tomado nota" sin intermediaciones efectivas.

La experiencia contrasta con la frecuencia con la que EE.UU. presiona a otros gobiernos cuando ciudadanos estadounidenses resultan heridos o detenidos. Las familias afectadas sienten que el “palestino” en sus pasaportes anula cualquier protección que debería ofrecer estar inscritos en “Estados Unidos”.

Colonialismo, impunidad y política bilateral

La indulgencia del gobierno estadounidense ha sido denunciada incluso por algunos exfuncionarios. Kenneth Roth, exdirector de Human Rights Watch, declaró: “El constante mirar hacia otro lado de Washington frente a la violencia de colonos israelíes está erosionando la credibilidad moral de EE.UU. como defensor de los derechos humanos”.

Aunque Israel argumenta que mantiene responsabilidad legal sobre sus fuerzas armadas y colonos, cuando se revisan las cifras, la percepción cambia. Según un informe de Yesh Din de 2023, solo en el 3% de los casos de violencia de colonos se presentan cargos.

Un patrón que se repite

  • 2022: asesinato de Shireen Abu Akleh. Sin sanciones, sin disculpas, sin justicia.
  • Enero 2024: asesinato de Mohammad Khdour. Un solo testigo, detenido luego de declarar.
  • Febrero 2024: muerte de Tawfic Abdel Jabbar bajo fuego israelí. Versión oficial: tirador de piedras.
  • Abril 2025: Amer Rabee, 14 años, ejecutado con 9 tiros, según su familia. Israel no responde a solicitudes de información.
  • Julio 2025: Sayfollah Musallet, asesinado a golpes en su pueblo por colonos. Funeral sin autopsia; Estado de Israel no responde.

Todos ciudadanos nacidos o naturalizados en EE.UU. Ninguno con justicia.

¿Por qué calla Estados Unidos?

Una de las razones podría ser política. Israel es el aliado más cercano de EE.UU. en Medio Oriente. Las críticas abiertas podrían tensar la alianza, especialmente cuando se necesita cooperación de inteligencia y logística en la región. La ayuda militar de $3.8 mil millones anuales que Estados Unidos otorga a Israel también pone en juego intereses económicos y políticos.

O no perseguimos estos casos con el vigor necesario, o simplemente no obtenemos cooperación”, lamentaba el senador Van Hollen.

¿Cuál es el camino ahora?

Numerosos activistas exigen una intervención del FBI y del Departamento de Justicia en la investigación de estos asesinatos. En virtud de sus leyes federales, estas agencias pueden investigar crímenes contra ciudadanos estadounidenses cometidos en el extranjero. Pero esto requiere –legal y diplomáticamente– la aprobación de Israel.

Mientras tanto, la presión pública en EE.UU. aumenta. Organizaciones como American-Arab Anti-Discrimination Committee y Democratic Socialists of America han comenzado campañas de envío de cartas masivas al Congreso, solicitando sanciones automáticas a Israel por los casos sin resolver que involucren estadounidenses.

Un conflicto con rostros y nombres

La guerra en Gaza y Cisjordania no puede reducirse a cifras o mapas. Tiene nombres, apellidos y familias que hoy claman desde el exilio, el desempleo, el encierro forzoso, o el trauma. Son voces que piden ser oídas por un país que imprime una águila en su pasaporte, pero que ha olvidado a muchos de sus ciudadanos afuera de sus fronteras.

Nos ven como palestinos antes que como estadounidenses”, resume Hafeth Abdel Jabbar, padre de uno de los adolescentes asesinados. “Y eso, para ellos, es razón suficiente para que nuestras muertes no importen”.

¿Qué valor tiene el pasaporte azul cuando te matan con impunidad y el mundo calla?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press