Chicago vence el embate anti-inmigrante: El rechazo judicial a la demanda de Trump

La ciudad mantiene sus leyes santuario ante un intento federal de forzar la cooperación policial con ICE

Una victoria para los derechos de los inmigrantes

El pasado viernes, una jueza federal en Illinois desestimó una demanda presentada por el gobierno de Donald Trump que buscaba torpedear las leyes santuario de Chicago. Esta decisión judicial marca un hito en medio de un tenso debate nacional sobre inmigración, soberanía local y el papel de las ciudades acogedoras. ¿Qué significa este fallo? ¿Por qué es relevante en el actual panorama político estadounidense? Vamos a desentrañar este asunto.

Las leyes santuario: historia y fundamentos

Desde la década de 1980, Chicago ha sido una ciudad santuario, lo que implica que sus autoridades locales limitan su cooperación con agentes federales de inmigración, como el U.S. Immigration and Customs Enforcement (ICE). Estas políticas buscan garantizar que los inmigrantes, independientemente de su estatus migratorio, puedan acceder a servicios públicos y reportar crímenes sin miedo a ser deportados.

El principio detrás de estas leyes es claro: la seguridad pública se ve fortalecida cuando las comunidades confían en sus autoridades locales. Como ha dicho el alcalde de Chicago, Brandon Johnson: "La ciudad es más segura cuando la policía se enfoca en las necesidades de los habitantes de Chicago, no en ejecutar políticas migratorias inhumanas".

La demanda federal: el intento del gobierno Trump

En febrero, apenas al iniciar su segundo mandato el presidente Trump, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) presentó una demanda que argumentaba que las leyes de Chicago entraban en conflicto con las legislaciones federales de inmigración. Según ellos, estas normas impedían identificar y remover a personas que podrían ser deportadas.

Sin embargo, la jueza Lindsay Jenkins, de la Corte del Distrito Norte de Illinois, no estuvo de acuerdo. Al conceder la moción de desestimación presentada por la ciudad, reafirmó que las leyes municipales no están obligadas a cumplir ni a facilitar la ejecución directa de las leyes federales en materia migratoria.

El contexto político: Trump vs ciudades santuario

Las ciudades santuario se convirtieron en uno de los blancos favoritos de la administración Trump durante su primer mandato (2017–2021) y ahora nuevamente bajo su regreso al poder. En 2017, el entonces fiscal general Jeff Sessions intentó condicionar la entrega de fondos federales a la cooperación de las policías locales con ICE. Estas amenazas legales fueron sistemáticamente rechazadas por varias cortes federales, incluyendo en California, Nueva York y, por supuesto, Chicago.

Este nuevo intento legal es una continuación del esfuerzo por federalizar la función policial en detrimento de la autonomía local, argumentan los defensores de los inmigrantes.

El rol de Illinois y sus gobernadores

En un giro particular, en 2017, el entonces gobernador republicano Bruce Rauner firmó una legislación a nivel estatal que fortalece las políticas santuario en todo Illinois. Esto colocó a Rauner en una posición incómoda frente a su propio partido, pero lo consolidó como un defensor (aunque limitado) de la autonomía local frente al aparato federal migratorio.

Actualmente, Chicago no solo es pionera en políticas santuario, sino que también es un símbolo nacional de resistencia frente a la criminalización de los inmigrantes.

La importancia de la ciudad en la resistencia

Chicago alberga a más de 1.7 millones de inmigrantes (legales e indocumentados), lo que representa alrededor del 20% de su población metropolitana, según datos de American Immigration Council. Su rol como ciudad santuario no es solo simbólico sino también una cuestión de supervivencia para una parte significativa de sus habitantes.

Según diversos estudios, como uno del Urban Institute, cuando las autoridades limitan su trabajo conjunto con ICE, se ve una mayor cooperación ciudadana, mejora en la salud mental de los inmigrantes y menor criminalidad en ciertas zonas.

Reacción oficial: "la ciudad acoge, la justicia protege"

Tras conocerse el fallo, el alcalde Brandon Johnson declaró que la sentencia "afirma lo que siempre hemos sabido: que la Ordenanza de Ciudad Acogedora de Chicago es legal y promueve la seguridad pública". En palabras de Johnson, la ciudad "no puede ser obligada a cooperar con una agenda migratoria temeraria e inhumana".

El DHS no respondió inmediatamente a las solicitudes de comentarios, lo cual también refleja el tono cambiante del gobierno federal y su limitada capacidad para forzar a nivel judicial lo que políticamente no puede negociar.

Lo que viene: ¿hay futuro para las ciudades santuario?

Aunque esta victoria legal representa un muro de contención ante los embates jurídicos del gobierno federal, no significa que la batalla esté ganada en todos los frentes. Otras ciudades santuario como Los Ángeles, Nueva York y San Francisco han sido o podrían ser blanco de nuevas embestidas legales y presupuestarias.

No obstante, se espera que este fallo siente un precedente importante. Y más aún, inicia un nuevo capítulo en donde las ciudades y estados con políticas migratorias humanistas pueden sentir que el sistema judicial respalda sus decisiones autónomas.

La defensa de estas posturas va más allá de lo legal o lo administrativo. Se trata de una batalla por el alma y el propósito de las ciudades modernas: ¿deben ser extensiones obedientes del gobierno federal o espacios de inclusión y protección local?

Las implicaciones políticas a largo plazo

La lucha migratoria ha sido históricamente un campo de batalla político en EE.UU. Donald Trump ha sostenido que el crimen aumenta en las zonas santuario, afirmación que ha sido refutada por múltiples análisis de criminólogos y centros de investigación como Brookings y The Marshall Project. De hecho, varias investigaciones comparativas indican que las ciudades santuario no presentan índices de criminalidad mayores que otras jurisdicciones, y en muchos casos, incluso tienen índices más bajos.

Esta narrativa distorsionada ha sido utilizada como justificación para políticas que fomentan el miedo, la discriminación y la estigmatización.

En un escenario político tan polarizado y con elecciones presidenciales en el horizonte, fallos como este podrían cambiar el rumbo del debate público. Las ciudades santuario son ahora trincheras de defensa democrática, en tensión constante con gobiernos que buscan castigar a los inmigrantes como forma de alimentar su base electoral.

Una victoria que trasciende Chicago

Este fallo no involucra únicamente a una ciudad o una administración específica. Representa una afirmación del derecho de cada comunidad a decidir cómo mantener el orden, cómo proteger a sus ciudadanos y a quién acoge. En tiempos de deportaciones masivas, separación de familias y criminalización de personas por su origen, este tipo de decisiones judiciales elevan la dignidad humana sobre la política partidaria.

Chicago ha trazado una línea en la arena. Y ha ganado.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press