¿Un Mundial con 64 selecciones en 2030? El ambicioso plan de CONMEBOL que divide al mundo del fútbol
Domínguez sueña con una fiesta global e incluyente, pero FIFA y UEFA no están convencidos. ¿Está el planeta listo para una Copa del Mundo de tres continentes y 128 partidos?
La edición del Mundial 2030 aún está a seis años de distancia, pero ya se perfila como una de las más controvertidas de la historia moderna del fútbol. Con seis países anfitriones, tres continentes involucrados y, ahora, una nueva propuesta que sacude los cimientos del evento: ampliarlo de 32 a 64 equipos. La idea, impulsada por Alejandro Domínguez, presidente de la CONMEBOL, ha encendido el debate global.
Una propuesta que busca hacer historia
Durante el 80.º Congreso Ordinario de la CONMEBOL, celebrado en Buenos Aires, Domínguez formalizó su idea: transformar la edición de 2030 en una celebración verdaderamente global e incluyente. "Estamos convencidos de que la celebración del centenario será única, porque 100 años se celebran solo una vez", dijo el dirigente paraguayo en su discurso inaugural.
La propuesta no es nueva. En marzo de 2023, un delegado uruguayo ya la había sugerido en una reunión del Consejo de la FIFA. Sin embargo, ahora vuelve con fuerza, en un contexto donde los organizadores ya han roto esquemas: el torneo se jugará en seis países (Uruguay, Argentina, Paraguay, España, Portugal y Marruecos) y en tres continentes diferentes.
Una Copa del Mundo para todos… ¿o para nadie?
Domínguez justificó la idea con un argumento poderoso: incluir a todos los países sudamericanos, asegurando que los 10 miembros de CONMEBOL puedan disputar un Mundial. Actualmente, Venezuela es el único país de la región que jamás ha clasificado. Un torneo de 64 selecciones eliminaría prácticamente cualquier filtro relevante para esta confederación.
“Esto permitirá que todos los países vivan la experiencia mundialista y así nadie en el planeta quede fuera de la fiesta”, aseguró Domínguez. Una visión romántica con tintes populistas, pero que también busca equilibrar un reclamo histórico: la inequidad en la distribución de cupos para regiones fuera de Europa.
¿Un mega evento de 128 partidos?
Actualmente, el formato de la Copa Mundial con 32 equipos incluye 64 partidos. Si se duplican las selecciones, el torneo se transformaría en una maratón de 128 encuentros. ¿Cómo se logra esto logísticamente si ya en 2026, con 48 equipos, se han tenido que implementar tres sedes (Canadá, México y Estados Unidos)?
Domínguez parece tener la respuesta implícita: jugar en tres continentes de manera simultánea. Esto no solo distribuye la carga geográfica sino que también incrementa las oportunidades comerciales y de audiencia. El concepto recuerda más a unos Juegos Olímpicos que a una Copa del Mundo tradicional.
El rechazo desde Europa: UEFA dice 'no'
No todos están entusiasmados. Aleksander Čeferin, presidente de la UEFA, fue tajante al respecto: "Una Copa del Mundo con 64 equipos es una mala idea". Desde la perspectiva de Europa, tal expansión diluye la calidad del torneo y convierte la fase clasificatoria en un mero trámite para muchas selecciones.
Esta preocupación no es menor. Ya con la expansión a 48 equipos aprobada para 2026, varios sectores han alzado la voz sobre la posible caída del nivel competitivo. El periodista británico Henry Winter escribió en The Times: "Un Mundial debe premiar la excelencia, no regalar invitaciones".
Además, aumentar el cupo implica alargar el torneo, añadir más sedes (ya hay seis países involucrados) y generar un nuevo problema logístico-económico: ¿quién financia un evento de esta magnitud?
La batalla por la narrativa: inclusión vs calidad
El debate de fondo refleja un choque de visiones sobre el fútbol: ¿debe continuar siendo un evento de élite o transformarse en uno global y democrático?
Los defensores de la expansión —entre ellos varias federaciones africanas y asiáticas— argumentan que el Mundial debe reflejar el crecimiento del deporte a nivel mundial. El periodista senegalés Mamadou Gueye declaró para RFI: “¿Por qué 13 selecciones europeas tienen asegurado un lugar mientras que África, con 54 países, apenas tiene 5?”.
Por su parte, las potencias futbolísticas temen que esto debilite el prestigio del torneo. La idea central del Mundial —enfrentarse a los mejores— puede desdibujarse si clasifican selecciones con muy poco nivel competitivo.
Una edición que comenzó con rarezas
El Mundial 2030 ya se había salido del molde antes incluso de que se aprobara —el 4 de octubre de 2023— jugarlo en seis países. Será la primera vez que se juegue en tres continentes. También será el primer torneo que no tendrá una sede fija principal.
Según la decisión de FIFA, los tres países sudamericanos (Uruguay, Argentina y Paraguay) albergarán los partidos inaugurales, como un homenaje a la primera Copa del Mundo realizada en Montevideo en 1930.
Luego, el torneo se desplazará a Europa y África, donde se jugarán las fases restantes. Esta distribución inédita responde tanto a intereses históricos como políticos. Pero añade aún más complejidad a cualquier intento de ampliar el formato a 64 selecciones.
¿Y qué opina FIFA?
Hasta el momento, FIFA no ha emitido una declaración oficial sobre la propuesta de Domínguez. Sin embargo, el presidente Gianni Infantino se ha mostrado en otras ocasiones favorable a la expansión del torneo. Fue él quien lideró la aprobación de los 48 equipos para 2026.
Infantino también ha jugado con la idea de nuevos torneos bianuales y formatos más parecidos a una liga internacional. Es posible que vea con buenos ojos el plan de CONMEBOL, aunque necesitaría superar la resistencia feroz de UEFA.
Lo que significaría para América del Sur
Más allá de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Paraguay han tenido participaciones esporádicas. Ampliar a 64 equipos podría consolidar sus presencias y abrir espacio para una generación nueva de talentos.
Pero también hay un riesgo estructural: el crecimiento sin desarrollo. Participar no garantiza rendimiento. Como sucedió con Qatar en 2022, llegar al Mundial no es sinónimo de competir. Es vital que las federaciones vean esto como un impulso para profesionalizar ligas y programas juveniles.
¿Qué opinan los aficionados?
En redes sociales, las reacciones han sido mixtas. En Twitter, el hashtag #Mundial64 empezó a circular tras el anuncio de Domínguez. Algunos usuarios lo celebraron como “la globalización definitiva del fútbol”. Otros lo rechazaron con frases como “es matar la esencia del Mundial”.
Una encuesta del portal brasileño Globo Esporte, con más de 50,000 votos, arrojó que el 61% de los votantes está en contra de la expansión a 64 equipos. En contraste, un sondeo en la página de la Asociación Paraguaya de Fútbol mostró un apoyo del 70% a la propuesta.
¿Cuál es el futuro del Mundial?
El fútbol como lo conocimos está cambiando. El dinero, la política y la tecnología reconfiguran sus torneos y sus estructuras. El Mundial ya no es solo un campeonato deportivo, es un fenómeno geopolítico, social y económico.
La propuesta de 64 equipos no es un simple deseo de gloria deportiva. Es una afirmación de poder regional, una estrategia para ganar influencia dentro de FIFA y un puente hacia un futuro más amplio… pero también más complejo.
¿Ganará Domínguez la batalla? Eso dependerá de si logra sumar apoyos fuera de América del Sur. La próxima reunión del Consejo de la FIFA será clave. Si el proyecto escala a votación oficial, el mundo asistirá a un duelo apasionante entre tradición y transformación. Algo está claro: la Copa del Mundo del centenario no será como ninguna otra.