Caos en la Azzurra: Italia al borde del abismo y el despido abrupto de Spalletti

Tras una goleada ante Noruega y un futuro incierto en las eliminatorias, la selección italiana vuelve a tambalearse ante el fantasma de otro Mundial sin su presencia

Una pesadilla cíclica en la historia reciente de Italia

Italia, tetracampeona del mundo, vuelve a encontrarse en una situación angustiante: tambaleándose al borde de quedarse fuera de otro Mundial. La derrota por 3-0 frente a Noruega encendió todas las alarmas. Al día siguiente, el técnico Luciano Spalletti anunció, no por decisión propia, sino por despido, su salida del banquillo azzurro.

Me comunicaron que voy a ser despedido”, declaró Spalletti en una rueda de prensa previa al duelo ante Moldavia. “No tenía intención de irme. Hubiera preferido seguir, pero entiendo la situación”.

Así, el ciclo de Spalletti llega prematuramente a su fin tras lo que muchos consideraban una oportunidad de oro para rehabilitar una selección golpeada desde hace años.

Un patrón que ya no sorprende: crisis de resultados

Italia se ha convertido en el paradigma de la inestabilidad futbolística. Tras conquistar con gran autoridad la Eurocopa 2020 —a pesar de jugar en 2021 por la pandemia—, la selección italiana ha ido de descalabro en descalabro.

En las eliminatorias hacia el Mundial de 2018, Italia fue eliminada por Suecia en repechaje. Cuatro años más tarde, el equipo cayó contra Macédoina del Norte, también en repechaje, para perderse el Mundial de Catar 2022. Ahora, después de caer estrepitosamente ante Noruega en un grupo que también incluye a equipos como Moldavia y Eslovenia, la historia parece repetirse.

Italia acumula ya nueve puntos menos que Noruega en un grupo de solo cinco equipos, dejando escaso margen de maniobra. La presión de jugar un repechaje —de malos recuerdos— vuelve a asomar.

Spalletti, un entrenador sin respiro

Luciano Spalletti fue nombrado seleccionador en agosto de 2023 tras la abrupta salida de Roberto Mancini, quien aceptó la millonaria propuesta para dirigir a Arabia Saudí. Spalletti llegaba como el flamante campeón de la Serie A con el Napoli, con una reputación táctica destacada. Pero desde su llegada, los resultados no lo acompañaron.

  • Pérdida en octavos de final de la Eurocopa 2024 frente a Suiza (2-0).
  • Eliminación en cuartos de la Nations League tras un autogol ridículo ante Alemania.
  • Cero puntos tras un partido clasificatorio al Mundial 2026.

Ante ese panorama, la Federación Italiana le dio la espalda rápidamente, dejándolo fuera incluso antes de culminar la primera fecha FIFA de clasificación.

Caída libre histórica

El declive italiano contrasta ferozmente con su gloriosa historia. Solo Brasil (5) tiene más títulos mundiales que Italia (4). Pero la Azzurra se ha vuelto presa de sus propias decisiones: confusión táctica, falta de identidad, ausencia de delanteros de nivel internacional, veteranos sin relevo y una generación que no termina de despegar.

Además, la deserción de jugadores clave como Francesco Acerbi (llamado a marcar a Haaland y que rechazó la convocatoria) muestra un ambiente fragmentado y una desconexión cada vez mayor entre cuerpo técnico y plantilla.

¿Ranieri como salvador?

En medio del caos, surge el nombre de un veterano: Claudio Ranieri. Tras completar una temporada mágica con la Roma y anunciar su retiro, diversos medios italianos apuntan a que la FIGC (Federación Italiana de Fútbol) intentará convencerlo para asumir el rescate.

Su experiencia y carácter pragmático lo convierten en un candidato sensato, aunque aún no hay confirmaciones oficiales. La decisión se tomará tras el duelo ante Moldavia, que, de ganar, podría servir al menos para evitar un colapso absoluto.

Un calendario y un formato que no ayudan

Este ciclo clasificatorio supone un nuevo obstáculo. Debido a sus malos resultados previos, Italia cayó a un grupo de cinco equipos junto con Noruega, Eslovenia, Moldavia y Azerbaiyán. Sin margen de error, solo el primero clasifica directamente y el segundo debe jugar repechaje.

Esto se complica aún más cuando uno de los rivales cuenta con Erling Haaland inspirado y una Noruega más sólida que nunca. En el debut, el delantero del Manchester City marcó dos goles y mostró por qué es uno de los grandes temores de toda Europa.

La derrota mental: el gran problema italiano

Más allá de lo táctico, Italia sufre de una cuestión más profunda: la pérdida de identidad ganadora. Desde 2006, cuando logró su última estrella mundial, la selección ha rotado entrenadores constantemente, acumulado escándalos (como el Calciopoli) y perdido el respeto en la élite internacional.

“El verdadero enemigo de Italia ya no está en las potencias futbolísticas. Está en su propio vestuario, en su temor a perder, en la presión de un pasado que no los deja avanzar”, dijo un exjugador azzurro al diario La Repubblica.

¿Qué debe cambiar la FIGC?

Muchos señalan que el problema no es el entrenador, sino una estructura obsoleta. Mientras países como Inglaterra, Alemania e incluso Estados Unidos han modernizado sus procesos de cantera, análisis de datos e infraestructura, Italia sigue anclada en métodos antiguos.

Los clubes priorizan fichajes veteranos del extranjero frente al desarrollo juvenil. La Serie A, antaño cuna de talento, se ha convertido en un campeonato que exporta muy poco al seleccionador. Solo el Napoli y Atalanta han apostado sistemáticamente por italianos jóvenes en la última temporada.

¿Hay salvación?

Sí, pero será dolorosa. La federación debe apostar urgentemente por un plan a largo plazo, designar un técnico con autoridad y visión, reestructurar la cantera nacional y blindarse de la política interna que ha saboteado tantas veces este proyecto.

Además, el calendario da algo de margen. La próxima fecha FIFA será en septiembre, permitiendo casi tres meses para reordenar la nave. Pero si no se mueven rápido, Italia podría estar viendo el Mundial 2026 desde casa. Otra vez.

Federico Buffa, uno de los periodistas deportivos más prestigiosos de Italia, lo resumía así: “Italia no solo perdió ante Noruega, perdió la brújula. Y sin ella, un barco por glorioso que sea, se hunde”.

El aficionado italiano, cansado

En redes sociales y foros, el sentimiento es de frustración. “Esto ya no es sorpresa, es rutina”, escribió un usuario de Twitter tras la derrota ante Noruega.

La afición azzurra, orgullosa y apasionada, está harta de falsas promesas. Los llenos en el Olímpico de Roma o San Siro han disminuido. Y con justa razón: Italia parece vivir de glorias pasadas mientras el presente le grita una realidad demoledora.

Queda por ver quién tomará el banquillo y, aún más importante, si la nueva cabeza tendrá el respaldo necesario para realizar cambios profundos.

Porque esta vez, Italia no solo se juega una clasificación. Se juega su prestigio, su historia y su lugar en la élite del fútbol mundial.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press