Bayern Munich aplasta 10-0 a Auckland City y aviva el debate sobre la FIFA: ¿necesita el fútbol un nuevo orden?
El debut demoledor de Bayern en el Mundial de Clubes reabre críticas hacia el organismo rector del fútbol internacional ante la desigualdad y cuestionada gestión del torneo
Una paliza histórica en Cincinnati
En el marco del Mundial de Clubes 2025, el Bayern Múnich firmó uno de los resultados más contundentes en la historia del torneo al golear 10-0 a Auckland City de Nueva Zelanda en el TQL Stadium de Cincinnati, en un partido tan abrumador como simbólico. La contundencia bávara estuvo liderada por un triplete de Jamal Musiala, quien regresaba tras lesión, y sendos dobletes de Thomas Müller, Kingsley Coman y Michael Olise.
La diferencia entre ambos clubes no solo fue evidente en el campo (17 tiros a puerta del Bayern contra solo 1 de Auckland), sino que expuso una grieta ya estructural en el modelo actual del torneo organizado por la FIFA. Como telón de fondo, una pancarta en las gradas lo decía todo: “10 Years Baur Au Lac — World Football Is More Poorly Governed than Before! Smash FIFA!”, una referencia crítica al escándalo de corrupción que sacudió al organismo en 2015.
Musiala brilla en su regreso y el Bayern no perdona
Jamal Musiala, llamado a ser un referente generacional, volvió con hambre de gol tras más de dos meses fuera por lesión en el bíceps femoral. Entró al campo en lugar de Harry Kane en el minuto 61 y en cuestión de 17 minutos marcó tres goles: el primero al minuto 67, el segundo desde el punto de penal al 73 y el tercero para cerrar el 10-0 definitivo en el 84.
También destacó el debut del defensor Jonathan Tah, fichado recientemente desde Bayer Leverkusen, y el regreso de Dayot Upamecano, sumando profundidad a un equipo que luce temible incluso con rotaciones.
Auckland, sin respuestas pero con dignidad
Por su parte, el Auckland City intentó mantenerse firme, pero fue superado en todas las líneas. El delantero Angus Kilkolly fue sincero tras la derrota: “Es un desafío increíble jugar contra uno de los mejores equipos del mundo. Hicimos lo posible. A medida que caían los goles, se volvía más difícil, pero dimos todo.”
Auckland representa al fútbol oceánico, una confederación cuya profesionalización se encuentra muy por detrás de Europa y América. Esto ha generado cuestionamientos sobre la utilidad de enfrentar a clubes tan desiguales en torneos cortos, donde un solo desliz puede significar la eliminación.
“Smash FIFA”: la crítica que no calla
El poderoso mensaje lanzado desde las gradas por los aficionados no pasó desapercibido. En una pancarta roja y blanca, los hinchas recordaron la famosa redada del FBI en 2015 al hotel Baur au Lac en Zúrich, que terminó con una serie de detenciones de altos mandos de la FIFA, incluyendo a figuras como Jeffrey Webb y Eugenio Figueredo.
Una década después, aseguran los aficionados, las prácticas corruptas y la desorganización persisten. Enfocan sus críticas al formato actual del Mundial de Clubes, la falta de transparencia en la asignación de sedes, y las condiciones contractuales impuestas a jugadores y clubes.
No es la primera vez que este torneo enfrenta escepticismo. En más de una ocasión se ha acusado de favorecer a grandes marcas globales del fútbol sobre el desarrollo regional. Incluso Gianni Infantino ha recibido críticas por priorizar los negocios sobre el espíritu competitivo del deporte.
¿Qué significa este resultado para el torneo?
La victoria del Bayern, más allá del marcador escandaloso, plantea una reflexión más amplia. ¿Sirve realmente un torneo con estas brechas de plantilla, infraestructura y presupuesto?
Analicemos: según Transfermarkt, la plantilla completa de Auckland City no llega a los 5 millones de euros en valor total de mercado, mientras que tan solo el valor de mercado de Musiala supera los 120 millones de euros. El Bayern invierte más en jugadores reservas que lo que muchos equipos del torneo destinan en un año completo.
Con más de 20.000 aficionados en las gradas, la mayor parte con camisetas del Bayern, también queda claro que el interés está muy focalizado en los gigantes europeos. Una situación que la FIFA hasta ahora no ha logrado balancear.
Vincent Kompany y el nuevo Bayern
Con su llegada al banquillo en esta nueva etapa, Vincent Kompany —exjugador y ahora joven técnico— ha encontrado en este plantel profundas opciones ofensivas. Al finalizar el encuentro declaró: “Creo que hoy fue un gran partido para todos. Muy asertivo y ofensivo.”
Su desafío está no solo en ganar títulos, sino en mantener competitivos a jugadores ya tan curtidos como Müller (quien planea retirarse del club), incorporar nuevos talentos en ascenso como Olise, y navegar por un calendario cada vez más sobrecargado.
El calendario del Grupo C: lo que viene
Después de esta victoria, el Bayern Múnich enfrentará a Boca Juniors el viernes 20 de junio en Miami Gardens y luego cerrará la fase de grupos contra Benfica el 24 de junio en Charlotte.
- Lunes 16 de junio: Boca Juniors vs. Benfica (Miami Gardens, 6 p.m.)
- Viernes 20 de junio: Benfica vs. Auckland City (Orlando, 12 p.m.)
- Viernes 20 de junio: Bayern Munich vs. Boca Juniors (Miami Gardens, 9 p.m.)
- Martes 24 de junio: Auckland City vs. Boca Juniors (Nashville, 3 p.m.)
- Martes 24 de junio: Benfica vs. Bayern Munich (Charlotte, 3 p.m.)
La clasificación de Auckland se vislumbra difícil, mientras que Bayern tiene pie y medio en los octavos de final.
¿Un torneo a reformar o un elefante blanco moderno?
Con una estructura que incluye 32 equipos, la FIFA intenta con este Mundial de Clubes una suerte de “nuevo Mundial”, pero todavía queda la sensación de que los equipos invitados de confederaciones menores actúan más como relleno simbólico o marketing, que como representantes reales de una competitividad global.
La necesidad de una reforma parece evidente: reducción parcial del número de equipos, criterios más estrictos de clasificación, emparejamientos comenzando por confederaciones similares, o hasta liguillas internas previas pueden contribuir a mejorar la calidad.
Los ingresos ligados a derechos de televisión —estimados en más de 2 mil millones de dólares en esta nueva edición— hacen que la FIFA defienda el modelo a capa y espada, pero lo ocurrido en Cincinnati podría convertirse en una señal clara de que los aficionados ya no están dispuestos a aceptar espectáculos desbalanceados sin cuestionamientos.
Mientras tanto, Bayern continúa a lo suyo: ganar, golear y levantar sospechas de que el torneo podría ser otro paseo más si no enfrenta una oposición real.