El Mundial de Clubes bajo fuego: ¿está listo el fútbol para el calor extremo?
Jugadores exhaustos, prácticas suspendidas, y temperaturas abrasadoras ponen en jaque a FIFA a un año del Mundial 2026
El Mundial de Clubes 2025 está dejando de ser solo una batalla de talento futbolístico para convertirse en una lucha contra los elementos, específicamente el calor extremo. A medida que el torneo avanza en ciudades de Estados Unidos, las altas temperaturas están tomando protagonismo, no solo afectando el rendimiento de los equipos, sino también exponiendo la fragilidad de la organización ante el cambio climático. ¿Está el fútbol moderno preparado para disputar grandes torneos bajo condiciones climáticas extremas? Analizamos esta problemática con datos, testimonios y contexto histórico.
El calor, el 12º jugador en cancha
Durante los últimos partidos del Mundial de Clubes, los termómetros en ciudades como Charlotte, Nashville y Filadelfia han superado los 36°C (97° Fahrenheit). Jugadores como Marcos Llorente del Atlético de Madrid han revelado la crudeza de la situación: “Es imposible, es terriblemente caluroso. Me dolían los dedos de los pies, incluso las uñas".
Estas condiciones han provocado que entrenamientos de clubes como el Chelsea sean acortados, mientras que equipos como Borussia Dortmund han mantenido a sus suplentes dentro del vestuario durante la primera mitad para evitar la exposición al sol.
Un fenómeno climático peligroso: la cúpula de calor
Lo que ocurre actualmente en gran parte del este y centro de Estados Unidos es lo que los meteorólogos denominan una “cúpula de calor” (heat dome), es decir, un sistema de alta presión que atrapa el aire caliente y eleva las temperaturas a niveles extremos.
Esta situación no es nueva, pero sí cada vez más frecuente. Según la NASA, los últimos ocho años han sido los más calurosos jamás registrados. Y si bien el Mundial de Clubes es relativamente reciente, ofrece una muestra preocupante de lo que podría ocurrir en el Mundial de 2026, que se celebrará en verano entre Estados Unidos, Canadá y México.
Hidratación y pausas de enfriamiento: soluciones obligatorias
FIFA ha implementado desde hace tiempo las pausas de enfriamiento en los partidos, las cuales se activan cuando el índice de temperatura Wet Bulb Globe (WBGT) supera los 32°C (89.6°F), un indicador que considera no solo la temperatura, sino también la humedad y la radiación solar.
Estas pausas, generalmente al minuto 30 y 75, se hicieron comunes tras el Mundial de Brasil 2014, donde un tribunal laboral brasileño obligó a su implementación. Pero el origen se remonta a la final olímpica de Beijing 2008 entre Argentina y Nigeria, cuando el equipo médico recomendó los intervalos por una temperatura detectada de 41°C en el campo de juego.
Impacto en los equipos: entre tácticas y supervivencia
El calor no solo obliga cambios estratégicos en defensa y ataque, también determina las decisiones tácticas y médicas previas al partido. Según Niko Kovač, entrenador de Dortmund: “No se trata solo de táctica, sino de minimizar el estrés. El estrés ya es suficiente con la competencia. Pensamos en cómo ayudar al equipo a minimizar la carga. Por eso usamos barras de hielo y los mantuvimos en vestuarios con aire acondicionado.”
En paralelo, el Chelsea de Enzo Maresca colapsó parcialmente su sesión de prácticas en Filadelfia. Maresca fue tajante: “Siempre intento evitar excusas. Si hace calor, hace calor. Estamos aquí e intentamos dar lo mejor”.
El caso Benfica vs Bayern: cuando el termómetro condiciona
Uno de los ejemplos más claros fue el choque entre Benfica y Bayern Múnich. El equipo alemán, dirigido por un cuadro alternativo, no logró hacer pie en la primera mitad y cayó derrotado 1-0 tras un gol de Andreas Schjelderup al minuto 13. El calor fue tal que el equipo bávaro hizo sus cinco sustituciones al descanso incluyendo a figuras como Harry Kane, Kimmich y Olise, buscando revertir el resultado sin éxito.
Muchos apuntan al clima como condicionante del escaso despliegue físico del Bayern en ese primer tiempo. A eso se sumaron quejas del público en Charlotte, donde el partido se disputó a 36°C bajo una sensación térmica aún mayor.
Los aficionados tampoco escapan a los riesgos
La afición también ha tenido que tomar medidas extremas: hombres sin camiseta, zonas de sombra llenas, y denuncias de deshidratación. En Miami, el departamento de bomberos advirtió públicamente a los hinchas antes del duelo Inter Miami vs Palmeiras sobre los peligros de la exposición prolongada sin hidratación.
El club publicó incluso guías de mitigación del calor en su sitio oficial. No es para menos: en promedio, durante partidos a 36°C, el cuerpo de un fanático parado en la tribuna puede perder hasta un litro de agua por hora.
¿Y el Mundial 2026? Ciudades expuestas y soluciones limitadas
El Mundial 2026 se jugará en 16 ciudades del continente norteamericano. Si bien cinco estadios contarán con techos retráctiles o cerrados, otros, como los de Nashville, Charlotte o Filadelfia, estarán totalmente expuestos al sol veraniego.
- En Monterrey, la media en junio-julio es de 36°C.
- México DF y Guadalajara podrían sufrir afectaciones por la temporada de huracanes.
- Ciudades como Houston o Atlanta, si bien tienen estadios con techo, presentan altos niveles de humedad.
Tal como alertó Peter Crisp de Fossil Free Football: “Organizar partidos a medio día en estadios sin sombra y con patrocinio de industrias fósiles demuestra que FIFA está peligrosamente desconectada de la amenaza que el calor extremo representa para sus torneos”.
La cara climática del fútbol
El contexto general no da respiro. La edición de 2030 se llevará a cabo entre Marruecos, España y Portugal, países que también han sufrido olas de calor recientes. En 2022, España batió récords de temperatura en más de 100 estaciones meteorológicas. ¿Será, entonces, un patrón de torneos bajo fuego?
Además, el Mundial Femenino 2027 se disputará en Brasil, durante su propio verano e índice de humedad alta. El calentamiento global acorrala a la industria futbolística a una inevitable reconversión: contar con calendarios flexibles, estadios adaptados, y normativas sanitarias actualizadas más allá de los aspectos tácticos y comerciales.
Una alerta que no puede ignorarse
El fútbol ya no compite solo con el rival ni el marcador. En torneos donde la diferencia entre victoria y eliminación se mide en milímetros, el cambio climático podría convertirse en la nueva injusticia inevitable.
El Mundial de Clubes 2025 está sirviendo como advertencia temprana. Una que FIFA, jugadores y aficionados harían bien en atender antes que el reloj marque 2026.