Estados Unidos vs. México: ¿el renacimiento de la garra estadounidense en la Copa Oro?

Con la llegada de Mauricio Pochettino y un vestidor unido, la selección de EE.UU. ha recuperado su espíritu combativo y apunta a redefinir su identidad antes del Mundial 2026.

La resurrección de una mentalidad guerrera

La selección de Estados Unidos ha sorprendido durante la presente edición de la Copa Oro de la CONCACAF. Lejos de contar con sus habituales figuras, el equipo ha mostrado una notable mejoría en actitud y cohesión bajo la dirección del nuevo entrenador Mauricio Pochettino. Entre jugadores que destacan por su compromiso y una estrategia enfocada en la lucha colectiva, el combinado estadounidense se planta en la gran final frente a México con una nueva identidad: la garra norteamericana.

El defensor Chris Richards resumió el espíritu renovado del equipo con una frase tajante: “si los equipos vienen a pelear con nosotros, que se preparen, porque ahora sí respondemos”. Esta reacción contrasta fuertemente con la pasividad que reinó en los últimos meses del ciclo anterior con Gregg Berhalter.

Un grupo unido dentro y fuera del campo

Uno de los aspectos más resaltados por jugadores como Richards y Malik Tillman ha sido el ambiente familiar que se respira en el vestuario. “Nos amamos como una gran familia”, afirmó Richards. “Si tienes hermanos, sabes que puedes pelear con ellos, pero nunca dejarías que un extraño les haga daño”.

Este nivel de camaradería no ha sido coincidental. La convivencia durante un mes, sumada al estilo cercano de Pochettino, ha transformado el grupo. Según el capitán veterano Tim Ream, de 37 años, el equipo ha pasado por una etapa de adaptación importante: “Ahora hay nuevas ideas, nuevos valores, una mentalidad diferente”.

Pochettino, el líder inesperado

La llegada del técnico argentino Mauricio Pochettino, conocido por sus pasos en Tottenham y PSG —donde dirigió a Lionel Messi— fue inicialmente vista con escepticismo por algunos. Sin embargo, su proximidad con el grupo y su enfoque en lo humano han sido diferenciales. Según Richards, “desde afuera pueden parecer intimidantes, pero cuando los conoces te das cuenta que son como osos de peluche que se preocupan por la familia”.

La planificación del estratega se visibiliza también en sus discursos motivacionales. Previó a la final contra México, Pochettino dio una charla centrada en sus sueños personales y en el objetivo del equipo. “Nos habló de lo que soñó anoche, y todo se conectaba con lo que quiere para mañana”, reveló Tillman.

Un camino indirecto, pero efectivo

Estados Unidos llega a la final con cinco victorias y un solo partido ganado por goleada (5-0 a Trinidad y Tobago). Las victorias sobre Haití, Costa Rica, Arabia Saudita y Guatemala no fueron fáciles: tres fueron por la mínima y una en penales. Aun así, esa dificultad no ha desmotivado al grupo. Al contrario, lo ha fortalecido.

Richards reconoce que el 'buen fútbol' no siempre está garantizado en CONCACAF: “A veces el juego no es bonito, tienes que hacer lo sucio también”. Y en esa mezcla de técnica limitada y voluntad inagotable, parece estar naciendo una nueva versión de EE.UU.

Un duelo clásico en una nueva era

La final frente a México aparece como la prueba definitiva antes del Mundial 2026 que ambos países coorganizarán junto a Canadá. El palmarés favorece al Tri, con 9 títulos frente a 7 de los estadounidenses. Además, se espera una mayoría de público mexicano en el NRG Stadium, lo que añade presión al equipo local.

Pochettino, sin embargo, no huye de la tensión. Al contrario, la busca: “Es bueno que este sea tal vez el último partido que juguemos bajo presión. Jugar con presión es lo que necesitamos”.

Renovaciones inesperadas y protagonistas imprevistos

Uno de los grandes descubrimientos del torneo ha sido Matt Freese, quien ha desplazado a Matt Turner como arquero titular. “Hemos demostrado que podemos competir contra equipos más grandes y sorprender”, aseguró Freese, aunque advierte: “Aún no hemos demostrado lo que realmente queremos”.

Con figuras jóvenes que asumen roles de liderazgo y jugadores de menor perfil mostrando carácter, este grupo estadounidense empieza a construir su futuro sin depender de sus ausencias más notables.

Una historia con ecos del pasado

Estados Unidos no alcanzaba una final de Copa Oro desde 2021. En aquella ocasión, también derrotó a México 1-0 en una electrizante final en Las Vegas. Pero esta vez, a diferencia de entonces, lo hace con una plantilla profundamente alternativa. Jugadores como Christian Pulisic, Weston McKennie y Tyler Adams no han estado disponibles debido a compromisos en Europa, lesiones o descansos tras una temporada larga.

En lugar de considerarlo un impedimento, Pochettino lo ha transformado en fortaleza. El mensaje ha sido claro: este grupo es más que suplentes; es la base del futuro.

¿Puede la 'nueva sangre' derrocar al monarca?

El duelo contra México será más que un clásico: será una muestra para ver si el equipo estadounidense ha madurado lo suficiente. Enfrente tendrán a un rival que, pese a su irregularidad reciente, mantiene jerarquía y una experiencia superior en este tipo de escenarios.

Sin embargo, con la actitud renovada, la familia unida y un entrenador que apuesta por lo emocional tanto como por lo táctico, Estados Unidos llega como algo más que un rival digno: llega como un aspirante legítimo al título.

La Copa Oro, tradicionalmente subestimada fuera del continente americano, se ha convertido este año en un campo de ensayo crucial para EE.UU. y México ante la inminencia del Mundial de 2026. Ganarla, aunque simbólico, puede significar mucho más: puede marcar el inicio del ciclo más prometedor del fútbol norteamericano en décadas.

Y aunque aún es pronto para declarar un renacimiento total, queda claro que, como dijo Chris Richards, “ahora sí peleamos”.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press