Giulia Gwinn y la maldición del ligamento cruzado: ¿Qué está pasando con las lesiones en el fútbol femenino?

La estrella alemana sufre una tercera lesión grave en la rodilla y deja en evidencia una peligrosa tendencia que afecta a las jugadoras de élite.

Una escena devastadora para Alemania y el fútbol femenino

La imagen fue tan potente como trágica. Giulia Gwinn, capitana de la selección alemana femenina, abandonó el campo de juego entre lágrimas durante el duelo contra Polonia en la Eurocopa Femenina 2025. La defensora de 26 años, una pieza clave en el esquema de Alemania, se lesionó la rodilla tras una barrida salvadora sobre la delantera polaca Ewa Pajor.

Las alarmas se encendieron de inmediato. Gwinn ya había sufrido dos roturas de ligamento cruzado anterior (LCA) en años recientes, ambas en distintas rodillas. Esta tercera lesión encendió los peores temores entre sus compañeras, el cuerpo técnico y, sobre todo, los miles de aficionados que han seguido con admiración su carrera.

El historial que asusta: tres lesiones de LCA

La historia médica de Giulia Gwinn es preocupante. Rompió su LCA derecho en septiembre de 2020 en un clasificatorio para la Euro contra Irlanda. A pesar de una recuperación larga, volvió al máximo nivel, solo para vivir la pesadilla de una nueva lesión, esta vez en su rodilla izquierda, en octubre de 2022 mientras entrenaba con la selección. Esto la dejó fuera del Mundial Femenino de 2023.

Ahora, esta tercera lesión genera preguntas inevitables: ¿qué está ocurriendo en el fútbol femenino con el número creciente de lesiones de LCA?

Una epidemia silenciosa: el auge de las lesiones de LCA en mujeres

Las lesiones de ligamento cruzado anterior no son nuevas, pero su creciente incidencia en el fútbol femenino ha alarmado a entrenadores, cuerpos médicos e investigadores.

Según un estudio publicado en British Journal of Sports Medicine, las mujeres futbolistas tienen entre 2 y 8 veces más probabilidades de sufrir una lesión de LCA que sus contrapartes masculinos. La explicación es multifactorial:

  • Anatomía: Las diferencias en la estructura de la pelvis y en la alineación de las piernas alteran la biomecánica del movimiento.
  • Hormonas: Cambios hormonales durante el ciclo menstrual pueden debilitar momentáneamente estructuras como el ligamento cruzado.
  • Factores neuromusculares: Menor fuerza relativa en los isquiotibiales y desbalances en la activación muscular predisponen a lesiones durante cambios bruscos de dirección.

Alemania, golpeada por las lesiones

La baja de Giulia Gwinn no es una excepción, sino parte de una preocupante tendencia. Solo en el último año, varias futbolistas alemanas han sufrido lesiones similares:

  • Sophia Winkler (arquera): fuera por rotura de LCA a comienzos de 2024.
  • Marie Müller (mediocampista): también enfrentó cirugía de LCA a principios de año.
  • Lena Oberdorf (estrella del Bayern): quedó fuera de la Euro porque aún no se recupera plenamente de su lesión ligamentosa en 2023.
  • Carolin Simon: no participó en el Mundial 2023 por la misma razón.

La lista se parece más a un parte médico de guerra que a una selección de élite lista para ganar títulos. ¿Está el ritmo del fútbol profesional femenino sobrepasando las capacidades físicas de las jugadoras sin los medios adecuados para prevenir estas lesiones?

La reacción del vestuario alemán: unidad y dolor

Todos conocemos la historia de Giulia. Todos, todos, cruzamos los dedos para que no sea grave”, declaró Janina Minge, vicecapitana de Alemania, con evidente tristeza en su rostro tras el partido contra Polonia.

Jule Brand, otra figura destacada del equipo alemán, añadió: “Su lesión fue un shock para todas. Cuando Giuli se cae, no es buen augurio; ella siempre se levanta rápido”.

Brand fue clave en el triunfo de 2-0 ante Polonia con un gol y una asistencia, pero el oscuro nubarrón por la posible baja de Gwinn opacó cualquier celebración.

¿Qué se está haciendo al respecto?

Varias federaciones y clubes han comenzado a tomar medidas para reducir el impacto de estas lesiones entre las futbolistas profesionales:

  • Protocolos de prevención: Rutinas específicas de calentamiento y fortalecimiento neuromuscular, como los programas FIFA 11+, han mostrado eficacia en reducir lesiones de LCA.
  • Monitoreo del ciclo menstrual: Algunos equipos han comenzado a ajustar la carga de entrenamiento en función del momento del ciclo hormonal de cada jugadora para disminuir riesgos.
  • Investigación médica: Instituciones como la Universidad de Oslo y el Hospital de Medicina Deportiva de Aspetar han incrementado sus publicaciones y estudios sobre el caso femenino.

Pero todavía queda mucho por hacer. El fútbol femenino, ahora en pleno auge y con más visibilidad global que nunca, aún enfrenta un desfase importante en términos de medicina especializada, financiación para investigación y recursos humanos dedicados a la prevención.

Historias de resiliencia: el regreso es posible

El caso de Giulia Gwinn, aunque es dramático, también es una muestra de resistencia. La mayoría de las jugadoras que sufren una lesión de LCA logran regresar a la cancha, aunque con un proceso lento y doloroso que suele tomar entre 9 y 12 meses.

Alexia Putellas, figura del FC Barcelona Femení y Balón de Oro, sufrió la misma lesión en 2022. Tras casi un año fuera, regresó para liderar a España en el Mundial 2023 y alzar el trofeo como campeona. Casos como el suyo y el de otras estrellas como Beth Mead o Vivianne Miedema muestran un camino posible, aunque nunca fácil.

¿La UEFA y FIFA pueden hacer más?

Expertos y asociaciones de futbolistas han solicitado a los organismos rectores del fútbol que financien estudios científicos sobre biomecánica femenina, mejoren las superficies de juego, y otorguen más recursos a los clubes para proteger la salud de sus jugadoras.

La Asociación de Futbolistas Profesionales Femeninas (PFA, por sus siglas en inglés) ya ha emitido alertas a nivel europeo proponiendo mayor educación sobre el riesgo de LCA, cambios regulatorios en la planificación de calendarios más amigables, y mejor formación desde edades tempranas.

Más allá del campo: el impacto emocional

Una lesión de esta magnitud no solo es física. Afecta la salud mental y el ánimo de las futbolistas que dedican su vida diaria a competir y representar a sus países. Cuando una jugadora como Giulia Gwinn cae, también caen parte de los sueños y el equilibrio emocional del equipo.

El apoyo psicológico sigue siendo una deuda en muchos clubes femeninos, y la inclusión de terapeutas deportivos con un enfoque especializado en lesiones traumáticas se vuelve cada vez más urgente.

Esperando la resonancia: todo un país en vilo

Mientras el cuerpo médico de Alemania esperaba los resultados de la resonancia magnética realizada en Zúrich, miles de aficionados compartían sus mensajes de aliento en redes sociales con el hashtag #FuerzaGiulia. Aún no se conoce el diagnóstico final, pero el temor es claro: una tercera rotura del LCA podría significar hasta un año fuera y, posiblemente, afectar el futuro de una carrera brillante.

Esta historia no es solo la de una deportista. Es el reflejo de un deporte que crece aceleradamente, pero que necesita adaptarse con igual rapidez para proteger mejor a sus estrellas. Porque el talento necesita piernas fuertes, pero sobre todo, cuidados reales.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press